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Marcos Ripalda

De subir a la montaña me canso

El sueño eterno

[A Ray Bradbury]

El 14 de agosto Marcos Ripalda supo que ese sería el ultimo día. No lo había soñado, pero tenía una certeza absoluta. Nunca más despertarse y estar en el mundo. Marcos Ripalda sabía. Pero se preguntaba qué hacer con el tiempo que le quedaba. ¿Avisar a los demás? ¿Ponerse a llorar? ¿Un último revolcón siguiendo el imposible Kamasutra? Tantas cosas pendientes, se dijo, y ya nunca más pendientes, nunca más nunca. Estuvo maquetando las páginas del periódico hasta la hora de comer y cuando volvió a casa se descubrió observando a sus hijos de una forma que ellos notaron distinta. A su mujer le dijo varias veces que lo que llevaba puesto la favorecía. Además, era verdad, pero no le decía aquellas palabras con frecuencia, se dejaba llevar por la costumbre, la rutina, la bendición de un día tras otro. Ahora estaba concentrado en sus hijos y, pese a la convicción de que no habría otra vida, quería recordarlos así, por lo que pudiera suceder. Se permitió una pequeña y última mentira. Llamo al periódico y pidió permiso para no ir aquella tarde. Un asunto familiar. Sus hijos durmieron la siesta y su mujer, con la inestimable colaboración de un documental de La2, acabó por quedarse dormida también, ajena a lo que él sabía. Marcos llamó a su madre, que le dijo que estaba conectada a internet, eligiendo el papel pintado para la habitación. Quería que el dormitorio estuviese acabado antes de que la visitarían sus nietos a mediados de septiembre. Su madre le contó lo que había hecho ese día, el viaje que tenía pensando hacera Argentina, la película que echaron en Canal Sur, y los pequeñajos ya creciditos, pesados y encantadores de serpientes, ya nunca más, pero esto último Marcos lo omitió. Se despidió de su madre diciéndole que a él también le gustaría que fuese septiembre.
Por la noche, Marcos pidió pizza y comida china, una fiesta para los niños. Cenaron. Los mayores bebieron vino, los niños zumos de piña. Marcos acostó al niño y su mujer le contó un cuento a su hija. Dormidos los niños, Marcos, que sabía que el final llegaría pronto, regresó al salón y propuso un brindis. Por este momento, aquí y ahora. Nada original, lo sabía. Un último recuerdo, la mujer de su vida brindando con él, sus hijos dormidos, todos ajenos al final que él sabía y que, por unos instantes, apartó de su pensamiento.
Ahora su mujer duerme y Marcos trae al niño a su cama. Hace lo mismo con la niña. Los acuesta a los dos en la cama. Su mujer le pregunta si pasa algo, pero lo hace dormida. Marcos se queda sentado en la oscuridad, oyendo la respiración de su familia que se va acompasando mientras sueñan. Primero un resplandor en el cielo, imperceptible. Luego, oscuridad. No queda nada pendiente.

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Responsable de Diseño en el Diario Hoy de Extremadura desde 2012. Escritor de relatos breves donde aplico la máxima de la Escuela Postirónica: "Hablar de unas cosas para decir otras" . Soy consciente de mi ignorancia.

Sobre el autor

MARCOS RIPALDA es licenciado en Periodismo, diseñador gráfico y cuentista postirónico, término que él mismo acuñó con el beneplácito de su madre. Actualmente es el responsable de Diseño del diario HOY. CARMURA LENTEJA es ilustradora.


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