Me aventuro a mirar por debajo de la mesa para ver si llevas las bragas de pésame. Me hago el descuidado y me pongo a rescatar una cucharilla o una almendra, aunque lo que encuentro es una corteza de queso y las pelusillas de rigor. Ya sabes que no puedo evitar reírme si las flores son de mentira.
El polvo se amontona en las hojas y la prima alérgica estornuda. Hago todo lo posible por retener tus formas en las bragas de querer morirse, y como no consigo hacerlo bien del todo, ya estoy bajándome los pantalones en este entierro.