Casimiro concluyó el relato a buena hora. Y lo de a buena hora viene a cuento. Verán.
Casimiro dijo que acabaría el relato, la redacción de sus días pasados allá arriba en la montaña, cuando las ranas criaran pelo.
Cuando sus amigos le trajeron una rana con peluca (eso pensó), una especie con pelo de verdad, una rana con tupé a lo Elvis, originaria de Calatayud, de la que solo quedaban vivos tres machos, no supo qué decir y por eso dijo lo que dijo: que el relato estaba acabado.
Lo que nos leyó, en presencia de la rana, era bueno de verdad, en eso estábamos todos de acuerdo, aunque sabíamos que el relato no estaba acabado, todos menos la rana, claro, a la que el relato de un hombre sin pelo le daba igual, y no precisamente porque supiera que se iba a extinguir.