Te voy a convencer. Te pongas como te pongas. De hecho, pienso remontarme al pasado, que de ahí podemos sacar petróleo, ya verás. Y tendrás que oírlo todo. Te guste o no. Estoy convencida de que no te va a gustar, pero esto te curtirá, descuida, que saldrás hecho un hombre. Que la vida no es un paseo. Que aquí se viene a sufrir. Y disfrutar, lo que es disfrutar, poco. Cada cosa en su justa medida. Y lo justo es que te convenzas de ello cuanto antes. Porque voy a recurrir a tu biografía y te voy a descubrir cosas que ni tú sabes. Que las creas o no, a mí lo mismo me da. Y eso será solo el principio. La duda empezará a rondarte y no podrás soportarlo y, antes de que te des cuenta, dirás: sí, me has convencido. Pero si resulta que luego descubres que todo es una farsa, no vengas a quejarte, a pedir explicaciones. Porque yo no te he dicho nada. De mi boca no ha salido palabra alguna. ¿Es que te lo inventas todo?