Arturo, a sus seis años de edad, es el niño más afortunado de este planeta. Y decimos de este planeta porque Arturo aún cree que hay agua en otros y, por tanto, vida. No es cuestión de desilusionarle ahora que va a cumplir la edad para cortar cabezas. Lo que más temen sus padres es que un día alguien le suelte al niño que los Reyes Magos son ellos.