Durante el pasado viernes 4 de enero de 2013, se producía una pequeña advección de polvo en suspensión al sur de Marruecos, y que llegó a afectar (en menor medida) al archipiélago Canario. La imagen superior muestra el momento en el que se formaban esas finas estelas de polvo en suspensión, que arrancaron desde los desérticos suelos del sur de Marruecos – oeste del desierto del Sahara.
Normalmente, las situaciones anticiclónicas de verano, favorecen la aparición de este fenómeno y, además, se transportan cantidades más importantes de polvo al sur y suroeste del continente europeo, pero en invierno (con menos frecuencia que en verano) también se pueden producir estas invasiones de polvo sahariano, aunque son bastante menos importantes.
La situación de altas presiones que reina sobre el oeste-suroeste de Europa y el norte de África durante los primeros días del mes de enero de 2013, ha permitido que los vientos que atraviesan el desierto del Sahara, hayan provocado el levantamiento de estas finas partículas de arena. La advección de polvo partió desde el sur de Marruecos, pasando por las islas más orientales de Canarias, y avanzando hacia el norte y noreste, quedándose muy cerca del sur de la Península.
Al día siguiente de su salida desde el sur de Marruecos, la masa de polvo avanzó hacia el norte, perdiendo gran cantidad de material y acercándose desde el sur peninsular, ya mezclada entre distintos tipos de nubosidad.
Vamos a tratar de explicar muy brevemente y con ayuda de algunos gráficos la parte técnica de estos fenómenos, es decir, los procesos físicos por los cuales se pueden producir transportes de polvo, dependiendo de la velocidad del viento, así como del tamaño de las partículas de polvo. Existen tres procesos: por reptación, saltación y suspensión.
> La reptación se produce cuando las partículas ruedan o se desplazan junto al suelo, sin apenas elevarse. Así se desplazan por ejemplo las partículas de mayor tamaño, pesan más y no alcanzan gran altura.
> La saltación ocurre cuando las partículas de polvo se desplazan a modo de pequeños saltos, de forma que ascienden a poca altura junto con el aire, y se desplazan hacia adelante para después volver a caer sobre el terreno. Cuando tocan el suelo, chocan o rebotan con otras partículas, y esas partículas saltan con un movimiento ascendente y hacia adelante que continúa el proceso de saltación.
> La suspensión es cuando el viento levanta los materiales de sedimento del suelo y los mantiene en altura. Si las partículas son pequeñas y las corrientes ascendentes son fuertes, éstas partículas o sedimentos ascienden con facilidad y son sostenidos en altura.
En estas regiones desérticas, con ausencia de vegetación, se produce un sobrecalentamiento extremo en el cual se alcanzan temperaturas muy altas, lo que provoca la formación de corrientes ascendentes que permiten el ascenso de los granos más finos (arcillas). Después, los vientos en altura, se encargan de la transportación de estas masas de polvo hacia zonas muy alejadas de la región de origen, y pueden ser transportados a distancias de más de 1.000 km.
La forma de localizar estas tormentas de polvo mediante los satélites meteorológicos es muy sencilla, ya que normalmente aparecen en forma de columnas alargadas y con un punto de origen fijo, es decir, el efecto que producen a vista de satélite es de una especie de chimenea: una zona fija de la cual surge un flujo continuo de material sedimentario, igual como ocurre con los incendios (pero con humo). Además, estas masa de polvo acostumbran a desplazarse a menor velocidad que la nubosidad circundante, lo que también ayuda a la hora de detectarlas. Las imágenes en alta resolución que hemos visto antes son todo un ejemplo de imágenes visibles que ayudan mucho a su visualización.
Normalmente la imagen visible resulta muy útil para la observación de este tipo de fenómenos, sobre todo cuando estas tormentas de arena salen del continente y se adentran en el mar u océano, aunque si se producen en el interior del continente (en pleno desierto), en el que la superficie del mismo y la masa de polvo poseen el mismo color, la observación del fenómeno se vuelve complicada. Es por ello por lo que, de la amplia variedad de productos que ofrece el satélite Meteosat, el modo “Dust” (o “polvo” en español) es el que hay que usar en estos casos, ya que es capaz de distinguir las masas de polvo (en color rosa) del resto de nubosidad (en otros colores).