FLECHAS NEGRAS
Por la tarde,después de las clases del instituto ibamos a entrenar tres días en semana al campo de la Federeción y que hoy pertenece al Cerro de Reyes. Para llegar teníamos que atravesar un campo solitario por donde solo había pasto. Hoy; hay pisos, calles, un Centro de Salud, y una futura iglesias. La única contrucción junto al campo eran el cementerio que como testigo mudos seguía nuestro trote cochinero mientras Manolo el gordo, nuestro entrenador, nos vigilaba desde lo alto del cerro.El sabía bien porque le llaman el cerro del viento.
Hoy, desde el balcón de mi casa veo en el patio de los Salesianos a niños que entrenan. Los ejercicios son distintos, ya no hacen ninguno de los nuestros, ellos tocan, hacen corros, practican la técnica y dominio del balón…como ha pasado el tiempo,como han evolucionado los entrenamientos.
Nosotros,Cuando terminamos, después de la ducha ,regrasabamos a casa corriendo, nunca nos cansabamos, pero si nos daba miendo atravesar,de noche, el campo de juncos por el que se había formado una vereita con nuestro paso. Llegamos a casa. cenabamos y nos poniamos a estudiar para ir al día siguiente al instituto. Los sábados jugamos a fútbol con los amigos,los domingos teníamos partido con el equipo. No haciamos botellón, ni había ordenadores, ni tuenti, ni facesbok. Los codos los desgastabamos en la mesa de estudio y no en la barra del bar.
La barra del bar vino mucho más tarde pero eso es otra historia que contaré otro día.
Juano, Gene,Juan Carlos, los hermanos Moralos y los Monroy, Paco Alegre, Macarro, Barroso,Posi,Martín, Magariño, Rodri,Agujetas y muchos más que crecimos con la educación espartana del esfuerzo. No se porque, en este día navideño, me estoy acordando de ellos, Me gusta encontrarlos por la calle, algunos han perdido el pelo, la mayoría tienen barriga, pero a mi me gusta verlos. Cruzarme con ellos y darnos una palmadita en el hombro. Que es como ese abrazos que nos unía cuando marcabamos gol.