Ha pasado por a Badajoz el gran musical Chicago después de hacerlo por Broadway, Londres y París. Una obra de grandes dimensiones y de la que solo conozco su versión cinematográfica.
También el Lago de los Cisnes en una magnifica representación por parte del ballet estatal Ruso de Rostov
Hace unos 30 años estos espectáculos no venían a Badajoz. La ciudad carecía de vida cultural. Recuerdo que en aquella época se publicó, con buenas intenciones pero sin porvenir, una guía del ocio; El primer número recomendaba ir a comer el cochinillo de los Gabrieles, el segundo darse una vuelta por los restaurantes de Portugal y el tercer número no se publicó por falta de contenidos. La ciudad fue evolucionando. Con el tiempo fue recuperando estas ausencias injustificada en una ciudad de 100.000 h.
Pero de nuevo dejé de ir al teatro, cuando comenzó a navegar por el arriesgado mundo de las modas. Allá por los 90 las vanguardias tendían a la homogeneidad. La mayoría de las compañías utilizaban al público como parte del espectáculo. los actores ponían en un tris a los espectadores sacándolos al escenario. Recuerdo haber pasado obras enteras escondido en el asiento como un mal estudiante para que no repararan en mi, pero ser grande y fuerte:( eufemismo empleado para no decir gordo), me a traído mas inconvenientes que ventajas. Siempre se fijaban en en mi cuerpo que encogido como una tortuga asustada sobresalía de la butaca. Subí a las tablas del López en dos ocasiones. Después de la segunda no fui más. Mi novia dejó de ir antes. Fue una noche de invierno. El tenebroso escenario era el patio de la cárcel antes de convertirse en museo. Un actor de la Fura del Baus disfrazado de zombi la cogió en brazos y la llevó a la primera planta transformada en un infierno de calderas de fuego.
Los últimos coletazos como espectador los dí en e teatro de Mérida. Sentado en las ardientes piedras romanas,me he tragado bastantes bodrios; Lisístrata raras, soldadados persas vestidos como nuestros soldados. Gladiadores Romanos que en lugar de decir-”Ave Cesar decían “que pasa tio” o Simbología que no entendía aunque leyera las explicaciones del programa dos o tres veces.
Así que por todas estas circunstancias dejé de ir definitivamente. Perdí el hábito.
Sin embargo, sigo siendo fiel a la compañía “Teatro de papel”, el grupo Llerenense compuesto por actores aficionados que nunca me ha decepcionado. Desde aquellas inolvidables “Brujas” que tuvo el reconocimiento a través de numerosos premios, hasta las últimas Cyrarno de Bergara o el médico imaginario. Estoy deseando que Miguel Murillo traiga al López su última obra: “El Retrato de Doryan Grey”. A los componentes de Teatro de Papel no les hace falta vender su alma al diablo, porque la regalan en todos sus espectaculos.