En el bullicioso bar Galeón la televisión enmudece a un grupo de trabajadores que se quejaban de su bajo salarios. También calla a ese grupo de desempleados, que en otro extremo de la barra hablaban de sus cosas cuando aparecen las imágenes de ciento de japoneses, que con máscaras, caminan por lo que queda de las calles niponas. Ya no se habla de los muertos, son más importante los vivos, ni del terremoto, ni del tsunami. Ahora todo el mundo esta pendientes de las centrales nucleares. La televisión anuncia que se esta intentando llegar a un acuerdo para paralizar la huelga de AENA provocando el abucheo de todos los clientes. Aunque parezca que algo esta cambiando en el mundo, la vida sigue igual. Unos vuelven a sus cañas, otros a sus vinos y los de los aviones a sus perras.