El verano es así.Días de calor, mosquitos y cucarachas de las rojas, de esas que se mueven por el alcantarillado y el interior de las casas con la misma rapidez que ratón por las plazas en busca de mozos con olor a ginebra. Por las calles se ven a vecinos tostados otros quemados, muchos deportistas y algún boracho. Hemos cambiado bares por gimnasios, cuidamos el cuerpo y el alma.Miles de personas cantan en Madrid el Padre nuestro. El Km 0 reúne, un día, a indignados, otro, a religiosos. La puerta del Sol ha dejado su olor a bocadillos de calamares y lotería de navidad por el del hachís reivindicativo y el incieso bendecido. A mitad de agosto vuelven las estrellas tatuadas y guerreras del balón a llenar estadios y telediarios.Lo rosa más vomitivo hace caja con la enésima separación de Belen Esteban. El verano es así, como el fútbol, que cuando no mete goles mete dedos en ojo ajeno.Monago construye gobierno mientras la población espera los resultados prometidos.Algunos, del partido, se resignan “si ya no me ha llamado ya no me llama”.Niños africanos mueren de hambre.Leemos libros.Vemos películas.Pero este año, la estrella del verano ha sido ratón,el toro asesino, que sube su sueldo 5.000 euros por muerto.