Rubalcaba y Rajoy lucen su mejor sonrisa en miles de carteles repartidos por todo el país. Ya pasó el edulcorado debate. Luego vinieron los debates del debate. Estos fueron más ácidos hasta que conocimos el final de Joe Frazier.Su muerte nos hizo recordar los duros combates con sus rivales haciendonos ignorar el pasteleo dialéctico de los nuestros, que con corbatas nuevas y barbas recortadas pronunciaron un discursos gastado.Los candidatos estuvieron más pendiente de no caer en la lona, que de tumbar al rival con argumento sólidos.Sin arriesgar. Utilizando palabras que esconden más que dicen y que despiertan el temor del ciudadano más que el optimismo. Mensajes que asustan en lugar de crear esperanzas.Miles de ciudadanos se decepcionaron delante del televisor convencidos de que lo que nos espera ya no es lo mismo. Será peor.Mientras tanto, la amenazante cifra sigue aumentando, como esos contadores de la luz que asciende número a número con un golpe seco, sin remedio, sin descanso, sin piedad.