El Galeón, mi bar de cabecera, esta cerrado, Los propietarios se ha ido de vacaciones y me tienen como pollo sin cabeza.
Por la mañana temprano,cuando empieza a clarear, los clientes del Galeón buscamos un bar abierto donde tomar la primera dosis de cafeína. Durante las vacaciones de mi bar he ido a uno diferente cada día. El cliente de cafeterías tienen su sitio, su rincón en la barra, su forma de tomar café, un ritual que da la tranquilidad en lo cotidiano. La repetición de cada gesto hace que nos sintamos bien, seguros y protegidos sin necesidad de aventurarnos, por al mañana temprano, al estrés de lo nuevo. Nos despertamos poco a poco desprendiéndonos de la nebulosa de la noche para afrontar la mañana, que en la mayoría de los casos, también será rutinaria. Cada bar es una pequeña familia donde todos se conocen y que se ve alterada con la llegada de un cliente nuevo, novedad que provoca un silencio que dura poco, pronto comienzan los comentarios. Una figura destacada de la barra es el exhibicionista, el que habla para los demás gustándose a si mismo, si llega alguien nuevo alzan la voz para sorprender al forastero con su discurso dando muestras de su habilidad oral, busca la risa y complicidad de otros clientes utilizando la ironía. Unos ponen verde a Ronaldo otros a Mesi, tampoco se escapan Rajoy ni Zapatero,nadie habla de Rubalcaba tampoco de Celdrán, que raro,es como si se hubiese jubilado. El tema se repite, las formas varían dependiendo del ingenio. También existe el entendido, el hombre conferencia que explica, con voz engolada, la prima de riesgo, el I.V.A. El coste de los premios Ceres, o el cuadro de su Señoría. De un tiempo a esta parte existen clientes que han pasado de trabajador a desempleado, muchos son albañiles pero también hay tenderos,administrativos,enfermeros,jardineros… aunque no tengan tarea, no han perdido la costumbre de madrugar para ir al bar donde siempre fueron. Los que un día se encontraron los lunes al sol ahora están al sol y sombra prolongando la estancia en el bar, sin saber donde ir, que hacer, a quien recurrir, pasando la tediosa mañana entre el desánimo y el pon otra.
El Galeón es mi bar de cabecera, una tasca de barrio en la calle del viento. Un local que nunca falla. Abre todos los días desde la madrugada hasta anochecer. Un local familiar que tienen esa amplitud de horarios para poder mantenerse en tiempos revueltos. Su propietario escucha y calla, detrás de la barra, la indignación de los que le han aumentado su jornada laboral y rebajado el sueldo. cosas de bares.