¿Te pongo unos manises? Había ido a su bar un par de veces, quizás tres, pero hasta que no dijo lo de los maníses no me di cuenta que era argentina. Fue entonces cuando le preste más atención a la musicalidad de su acento,esa calma en el hablar que tienen los sudamericanos con una perfecta sincronía entre fonética y gestos, como una danza hipnotizadora donde te puedes quedar horas escuchando; hable de lo que hable la melodía supera el contenido por profundo que sea el discurso. Me contó que se vino con sus dos hijos cuando empezó el corralito a casa de un tío carnal que vivía en Gévora. Aquí siempre trabajó en la hostelería. Como buena argentina estudio psicología desde bachillerato, quizás la barra le haya enseñado más que años de universidad. Es una de las muchas mujeres que han emigrados buscando algo mejor para los suyos,no como los refugiados Siros que huyen de la muerte pero si para escapar de la miseria. Romina se ha acostumbrado a no ver a sus padres, hermanos, amigos. Las circunstancias le han hecho que tenga
que vivir en un lugar nuevo donde el lenguaje es diferente, las palabras no significan lo mismo, y donde tiene que variar hasta los gustos del paladar. Perdiendo los sabores también se pierde una parte importante del recuerdo. Ella vive a la intemperie sin ese caparazón de la familia. Vive a 12.000 km y a 800 euros de distancia, Entre Badajoz y Buenos aires no hay blablacar. Romina se fue de Argentina para buscarse la vida como hacen nuestros jóvenes universitarios. Unos jóvenes, que igual que ella, tienen que adaptarte a otro lenguaje, a otra forma de pensar, de comer, de divertirte, a ser el último eslabón de una cadena. Ellos, quizás, también tropiecen con los que dicen: “que hacen aquí estos españoles de mierda”, “que se vayan a su país” mientras agachan la cabeza e intentan, en los ratos libre, cuando dejan de fregar platos o limpiar retretes
intentar presentar su curriculum de licenciados en ingeniería, medicina,arquitectura, periodismo…
Romina tiene cuarenta años. Es una mujer,una señora, una chica atractiva que tiene al barrio guardando cola detrás de la barra mientras sirve con calma la cerveza, prepara la cocina y sigue hablando en argentino aunque diga que ya piensa en español,