Tengo una amiga que me llama gruñón. Yo me lo tomo como una expresión cariñosa, aunque cada vez pienso más que me lo dice en serio y es que me estoy haciendo mayor y gruñón sin darme cuenta y para muestra ahí va un botón.
Como me creo joven y con fuerzas suficientes me inscribí en la medio maratón Elvas Badajoz. Me puse a entrenar como lo había hecho siempre. Un camino. el cronómetro en marcha y a correr. Esta vez, cuando llevaba menos de cinco minutos corriendo, me dio un tirón en el muslo trasero de la pierna izquierda. Me dijo la fisioterapeuta: “Aplicate frío”, “puedes comprar y ponerte una bolsa de guisantes congelados que como son pequeños se adaptan bien a la pierna. Como me parece que todavía soy joven , fui a comprar los guisantes al supermercado sin gafas. Fui a la sección de congelados y no había guisantes. Vi judías verdes a un euro y cogí una bolsa. fui apagar a la caja y me cobraron tres euros- Como soy mayor y gruñon protesté. Le dije a la cajera “en el cartel pone un euro y me has cobrado tres”, llamó a la encargada para que acompañara al lugar donde había cogido las judías y efectivamente había un cartel que ponía judías verdes un euro, y según la encargada,yo no veía sin gafas. al lado,con letras muy pequeña, decía; si se lleva la segunda unidad, una bolsa sola tres euros. Como soy viejo y gruñón le dije que no quería las judías verdes congeladas. Desconozco si la legislación vigente permite ese tipo de publicidad engañosos. Hasta puede ser que sea legal pero desde luego es muy poco ético. Si hubiera hecho una compra grande estoy seguro que me llevó las judías verdes congeladas a tres euros, más caras que las frescas de la frutería.
Me estoy haciendo viejo y gruñón ya escribo cada vez menos del sexo de los ángeles y más de los cabreos.