Puente sobre aguas serenas donde descansa la noche del ruido y de la luz, de promesas falsas, del vértigo de la vida.
Aguas serena hasta donde el corazón desciende bajando los peldaños de las apariencias para encontrarse cara a cara con él mismo. ¿Quien eres tu? Ya no te conozco. Has estado demasiado tiempo allí arriba, envejeciendo entre el bullicio desasosegado de una ciudad que te consume.
Tardaste mucho en venir aunque nunca es demasiado tarde para conocer el sosiego. Volverás a irte, quizás mañana, pero regresaras de nuevo a mi silencio para sanar las heridas del alma.
Un día aprenderás a distinguir entre el vacío acaparador de la ostentación y la libertad de lo sencillo. Entonces serás cuando te desprendas de todos los lastres y te quedes para siempre.