La luz vuelve a mis ojos y el sosiego a mi estómago. Se hizo el silencio en la calle. Los petardos dejaron de sonar, el ruido de los coches también, de vez en cuando pasa uno sin aspaviento ni música de reggaeton, solitario, como despistado, sin querer hacer ruido, intentando pasar desapercibido, Se oye su motor como una sinfonía silenciosa para saber que seguimos en el mundo de los vivos después de los excesos de la noche.
Me gusta estar sentado en la paz del brasero mientras en el exterior la noche se espesa, me gusta arroparme con la saya, sentir el calor en las piernas subiendo por el cuerpo hasta provocar un estado letárgico. En esta misma casa y en este salón estuvieron ayer todos a los que quiero, faltaron algunos. Vivir es fácil algunas veces.
Quiero estar en todos las emociones donde tu estés, en todas tus sorpresas. Mi pequeña derrocha ternura y amor. Me gusta ver como juegas con tus primos en esta tarde fría, observar y buscar en tus gestos los gestos de tu madre y en tus palabras mis silencios. Nunca te volveré a ver como hoy, mañana serás otra, más grande,más alta y el uno treinta y cinco pasará a ser uno treinta y seis. Creces mientras los demás permanecemos igual.
Rápidos siguen los días a los días, esto no tienen freno.