Viajé de Badajoz a Cáceres una tarde calurosa de últimos de julio. Paré en Puebla de Obando, por un café de un euro me regalaron una lata de Fanta. Paré en el paisaje de piedra de los Barruecos donde el sol iluminaba las piedras negras dándole el misterio del silencio y la inquietud de la […]