JESÚS GORDILLO
Cuando el SES era Insalud convocaba un concurso de relatos entre sus trabajadores. El año que me presenté ganó Jesús Gordillo. Según la entrevista realizada por Antonio Gilgado en este periódico, ganar el concurso del SES le hizo venirse arriba y empezar a escribir. Tan arriba se vino que ya va por su quinto libro. A Jesús, aunque es compañero en el SES, solo lo conozco de haber asistido, como espectador y comprador, a la presentación de sus dos últimas obras.
De Jesús he leído, además del relato ganador, “En el Lago”, que es el cuarto y esta escrito a cuatro manos y el último, titulado “Dioses, fantasmas o demonios”. A pesar de la inquina que le tengo por arrebatarme aquel primer puesto, tengo que reconocer que me ha gustado la historia que desarrolla en un pueblo inventado de Noruega, donde se siente un frío helador y angustioso desde las primeras páginas. Me gustan eso personajes singulares que nos va presentado el autor, desarrollando una inquietante y a la vez entretenida historia. Mi preferido es un tipo duro y alcohólico al que llama Matafocas. Lo leí casi del tirón quitando horas al sueño. He disfrutado metiéndome dentro de una historia bien escrita, amena, que se lee sin interrupción ante la curiosidad de saber que va a pasar en las siguientes páginas. Reconozco, a pesar de la inquina que tengo a Jesús, que se me han hecho cortas las 250 páginas de “Dioses, fantasmas o demonios”. No voy a hablar más del libro, ni hacer ninguna análisis, bastante harto acabe de hacer comentarios de textos cuando estudiaba filología, aunque, y por si algún día soy político, he de decir que no terminé la carrera, ni pienso hacerlo. No tengo vocación política.
Jesús presentó su quinto libro en Badajoz sin engreimiento, sin vanidad,sin voz engolada, en pantalones vaqueros y camiseta con mensaje. Lo organizó en su ambiente, entre su gente en una sala de juegos de María Auxiliadora con su amigo, el comunicador Da Silva, y un grupo de músicos con los que también colabora. Un tipo normal, o no tan normal que va por su quinto libro, que se casó en las Vegas vestido de Elvis. Un tío que escribe por las tardes y se gana la vida por las mañana trabajando en el SES, y que todavía no ha hecho méritos suficientes para estar en la feria del libro. ¿Será por aquello del profeta y su tierra?