Salgo de casa por la mañana temprano. 7,30. Miro a derecha e izquierda. La calle ya no es ese sitio seguro con el me encontraba cada mañana y del que recibía un abrazo de brisa y luz que me refrescaba la cara y espabilaba la mente después de una noche de sueños placenteros, sin miedos. […]