Yo iba a un baile que hacían los sábados por la tarde en un local de Olivenza al que llamaban el Chacha y al que nosotros llamábamos discoteca. Éramos cinco muchachos amochuelados que no podíamos disimular nuestra timidez ni siquiera en el refugio del grupo. El disc jockey pinchaba un primer lote de canciones sacados […]