Cuando viví en la calle María Auxiliadora de Badajoz, veía desde la ventana una cabina telefónica que casi todos los domingos aparecía apedreada con miles de cristales esparcidos por el suelo. Era una cabina abierta, de un diseño más moderno que aquellas rectangulares que utilizaba para hablar con mi novia cuando estuve haciendo la mili […]