Entré en la sala de Arte Joven un día antes. Miguel Ángel y Paloma estaban colgando los 23 cuadros de la exposición. Aunque el día de la inauguración la sala esté llena y todo sea glamour, el trabajo del artista se realiza en soledad. Horas y días delante de un lienzo que va cogiendo la forma y el color de los más profundos sentimientos del autor. Se empieza un cuadro que no se sabe cómo terminará, ni el rumbo que irá tomando, ni mucho menos cómo lo recibirá el público, aunque eso no importa cuando estás peleando con el lienzo armado de pincel paleta e inspiración.
Volví a entrar en la sala al día siguiente. Todo estaba colocado y la sala llena, había muchas personas en la puerta.
Nervios en los instantes previos a la presentación. Para Paloma es el momento de mostrar un pellizco de su alma, de su intimidad ofreciendo a otros ojos sus ojos, su forma de ver, de mirar, de sentir la vida a la vez que regala luz y belleza fundiendo color y formas.
Miguel Ángel y Paloma dan la bienvenida a la exposición “Aceleratriz”
Comienza la fiesta. La puesta de largo de horas de trabajo en soledad. Desde ese momento la obra deja de ser de la autora para ser de la gente.