Ahora que hace poco se celebró el 1º de mayo y sindicatos y patronal han llegado a un acuerdo salarial, voy a escribir sobre algunas trabajadoras de la cafetería Pan y Café en Condes de Barcelona: María, Gloria, Verónica, Maribel, Pilar… camareras que alternan turnos de mañana y tarde. Durante las mañanas tres de ellas trabajan sirviendo las mesas del interior, de los veladores, y de la primera planta que se llega subiendo 10 o 12 escalones. El local suele llenarse de clientes con prisa, trabajadores que disponen de un tiempo para desayunar. Ellas sirven café, preparan las tostadas, llevan la cuenta, cobran, friegan, limpian las mesas y se mezclan entre la gente con bandejas llenas, parecen malabaristas del Circo del Sol sin perder la sonrisa ni la amabilidad, aunque en algunas ocasiones no pueden evitar la decepción al recibir reproches de clientes impacientes.
Son tres trabajadores que parecen seis.
Cuando salen las listas del paro me acuerdo de ellas, porque a pesar del número elevado de parados y, según dicen, no encuentran camareros.
Algunas tardes voy a una cafetería que antes era una sucursal de Caja Badajoz en Pardaleras. “Tiempo de café”:Macarena, Rocío, Menchu, Deni, Pupu…. Durante las tardes trabajan dos. Atienden la barra, el interior y los veladores. Chicas jóvenes que siempre están contentas, gastan bromas entre ellas, sin que esto les impida ir a toda pastilla y defender el negocio como propio con el lema “el cliente siempre tiene razón” incluso sin tenerla.