Fui con Porrina a tomar unas mollejas al bar de los hermanos Torres, “la gente cree que a los gitanos solo nos gustan las papas con bacalao”. Entró Manuel a rifar un manojo de espárragos; vendía tira iguales que las utilizadas por los de la tómbola del maño en la feria de San Juan. Cuando las tenía vendidas, entre clientes de dos o tres bares cercanos, sorteaba el manojo extrayendo el número premiado de un bombo sacado del bingo de los juegos reunidos geyper. Era el sistema que tenían algunos de buscarse la vida antes de que hubiera en Badajoz, muchos años después, dificultades para aparcar y los gorrillas se peleasen por conducir tu coche a su hueco.
Los clientes de la barra discutían sobre si la refinería era buena o mala sin saber que años después, un gobierno del PP, lo resolvería abriendo el cajón donde siempre estuvo la respuesta.
El Marquez y yo pasamos por las tres campanas, le dije, mira, ahí en frente,algún día, te harán un monumento; primero te subirán en un pedestal, luego te bajaran a la tierra para que los mortales se puedan fotografiar contigo. ¡Anda ya poeta! dejate de cuento y vamos a la bodega a tomar otro para afinar la voz. Las calles estaban sucias, hombres oscuros escondían el rostro en las solapas de sus abrigos mientras hacían la ruta de la ladilla por la calle del burro, perros abandonados hurgaban en las bolsas de basura. Quien iba a pensar, que con el paso de los años, la basura se depositaría en contenedores, luego llegaría Antonio Avila, que todavía no había nacido, y construiría unos water para perros con el remilgado nombre de pipican. Voy con Porrina y la Kaita a la Plaza Alta, entramos en la bodega San José, un gitanillo descalzo come un bocadillo de chorizo sentado en la puerta. Mira primo, le decía al porras, en esta bodega el Chupi va a montar un bar donde todos los jueves habrá actuaciones de flamenco y todo será en tu nombre y en nombre de los tangos y los jaleos, la Kaita que igual vale para barrer las calles vestida con un mono verde como luego, por las noches, vestida de negro, ser embajadora de los tangos y jaleos en casa patas en Madrid, se arranca por bulerías. Nos tomamos otro, -Márquez ya no más que hasta el clavel te huele a vino.
tú todavía no sabes lo grande que vas a ser en esta plaza de casas coloras. -yo grande, -si ahora nadie me mira.
Estas cosas son así. Nadie es profeta en su tierra mientras esta vivo.