En una esquina de la calle Vicente Delgado Algaba hay un bar que se llama Martinez al que todos los clientes conocen como “Angel”. Angel hace churros los fines de semana en un rincón de la barra donde tiene instalado el caldero para freír la masa. En una de las paredes del bar tiene una fotografía amarillenta y desgastadas del equipo de fútbol SM de donde salió Edu,aquel futbolista que corría la banda del viejo vivero como un galgo y que ahora, con unos cuantos años más, sigue frecuentando el bar donde nunca dejó de ir, ni siquiera cuando era futbolista. Dice mi amigo Miguel, el veterinario, que Angel es el que hace los mejores churros de Badajoz.
Algunas veces voy a una churrería que esta en la avenida de Elvas, junto a la farmacia Doncel, se entra por el camino que da acceso a las moreras allí se mezclan las mañanas de fin de semana personas de toda condición y lugares de la ciudad, desde gitanos con mucho oro en el cuello que miran de reojo a municipales que desayunan tranquilamente, senderistas fibrosos, los que todavía no se han acostado, curas que repasan el sermón antes de dar misa y toda esa fauna que circula por las calles los domingos temprano.Detrás de la barra, vestidos de blanco, dos o tres hombres fuertes y grandes con cara de bonachones no dan a basto sirviendo churros para tomar y llevar, según Milagros, mi suegra, hacen los mejores churros de Badajoz.
En la calle Moreno Zancudo existe una churrería librería donde se puede comprar,además de churros, libros a un euro.Es la única churrería donde he visto a un churrero flaco.Según Jose, mi cuñado, son los mejores churros de Badajoz porque la masa la hacen con una harina especial igual que el aceite de freír. En la churrería de Vicente puedes encontrar a jóvenes que continuan la marcha mezclados con sudorosos deportistas que han terminado su sesión de pesas en el gimnasio que esta en frente. Según mi amigo Manolo,el herrero, hacen los mejores churros de todo Badajoz. A mi, que no me gustan los churros, pero si los bares y madrugar, voy todos los fines de semana, como hacía mi padre, a comprarlos.Él iba a Francisco Cayero, frente al hospital Perpetuo Socorro. a Cayero le tengo cariño, fue conmigo a la escuela, mi padre llevaba a casa todas las mañanas de domingo el periódico y un paquetón de churros para reunir a todos la familia alredor del papel de estraza y de un humeante y café de puchero,por eso,para mi, es la mejor churrería de Badajoz.