No escribes como antes. Tus textos no tienen la música que tenían cuando hablabas de sentimientos. Ahora solo criticas la ciudad como esas personas tóxicas que únicamente abren la boca para reñir. Ya no cuentas cuando vas por la calle de la mano de tu hija. Cuando escribes de Conde de Barcelona no hablas de los plataneros, ni del Matamoros, ni del bar del Bocao, solo escribes de perros cagones, meones y mordiscosos. No escribes de las tiendas de Pardaleras, de carnicería de Cerrato, de la droguería Meli, de Pepe el “Pescaero”, solo de baldosas sueltas y agujeros en la acera. Nunca hablas del polígono de la Paz, ni del bar Europa, ni de las tiendas Pavo, ni del Oscus,ni del colegio Guadiana, ni siquiera del Centro de Salud blanco y coqueto, solo de la falta de personal y de que no pueden ni atender el teléfono. Si hablas del Carnaval no hablas del ambiente de San Francisco, de la gente disfrazada en la calle solo cuentas como está la ciudad de basura por las mañanas temprano. Ya no describes los atardeceres del río, solo la falta de mantenimiento en el parque. Eres un cobarde que ya no escribes del amor desde que lees que el amor romántico es un invento machista. No escribes como antes, a ritmo lento, con música de violín, ahora solo das zambombazos. Antes escribías más, quizás estás perdiendo mano, o te estás haciendo mayor, un viejo cascarrabias. No escribes de los bares, ni de lo que hablan mientras toman vino de pitarra en vaso chico con molleja o higaditos.
Cómo voy hablar de bares si no salgo. Solo voy el ratito del café en el descanso de mi trabajo, aunque dicen desde La Audiencia que quieren quitarlo. Quería escribir de eso pero se adelantó Juan Domingo Fernández, ese sí que no pierde musicalidad, ni Juan Francisco Caro, ni Plácido Ramírez, ni Tamayo, Buiza, Tinoco…
Antes hubieras hecho poesía con el verdor de los tractores pasando por la Autopista y ahora solo te fijas en los bajos precios, aunque sabes que los números tienen poca poesía, y si son euros ninguna. Dónde están el aula Díaz Canedo, las exposiciones de fotografía, el Meiac, la sala Vaquero Poblador, Imna de la Granja el Cruce, el Pirulo buscando un hogar. Ya no escribes como antes, has perdido la música.
Quizás sea que han cerrado bares y han abierto peluquerías y a las peluquerías no voy, soy calvo. Verás cómo me sale un artículo bonito en la próxima entrega. Llena Josue que nos vamos.