El sábado salí a pasear por Badajoz y me encontré con mi ex. Ya no es esa muchacha de melena al viento, pantalones vaqueros de tiro alto y camiseta blanca a la que le gustaba Miguel Bosé. No ha cambiado mucho y aunque iba vestida de señora clásica sigue siendo joven de pensamiento. Me habla sobre Bosé y las vacunas. Le digo que solo es un cantante hablando de cosas de las que no sabe. Lo bueno de Miguel Bosé es poder hacer un estudio para comprobar si la droga causa el daño que dicen los científicos en el cerebro.
La miro y pienso que podría haber tenido un libro de familia compartido con ella, en el cajón del mueble del comedor como tenía en casa de mis padres y ahora en la mía.
Mi madre guardaba en la caja de las cosas importante el libro de familia. Un libro que utilizábamos los cinco hermanos a la hora de hacer las matrículas para obtener las rebajas que concedían a familias numerosas, que desaparezca en papel es como borrar parte de mi biografía.
Me gusta encontrarme con mi ex y recordar aquellos días de paseos por Castelar buscando bancos apartados, las primeras cervezas y de vez en cuando una ración de alcachofas con jamón o unas de mollejas en el Torres. Nunca más he vuelto a probar mollejas como aquellas. Me alegra encontrarme con ella y aunque vaya vestida de señora yo la veo con camiseta y pantalón vaquero cuando era la que embellecía la calle luciendo una figura esbelta de formas femeninas. Encontrarte con tu ex despierta en la memoria un pasado que ya no existe, es mirar hacia atrás y volver a ver la vida con el color intenso del blanco y negro en tiempo en el que la libertad era sin ira cantada por Jarcha y peleada por el pueblo.
Encontrarte con tu ex es volver a noches de estrellas y cuerpos encendidos, regresar a la melancolía de Neruda, a La poesía de Serrat, San Francisco (al que llamábamos San Paco) con olor a calamares y hachís, el 127, el Guadiana, las barcas, la boite Zurbarán, el bar Pichi, el cine Menacho, el Conquistadores, viajes a Portugal, cambiar pesetas por escudos en la frontera, luego vino la mili, la carta diaria sin balas y el distanciamiento. Y pensar que hubo una época lejana en el que quisimos compartir libro de familia y hacer la declaración de la renta conjunta ahora que quieren quitar las dos.
Un encuentro con tu ex es algo que nunca podrá vivir un madrileño.