08.01.2011 –
DIEGO ALGABA MANSILLA
BADAJOZ
Dejamos de cantar como beben los peces en el río. Se acabaron las mañanas de Facebook, las felicitaciones de Navidad, las compras innecesarias. En los dos días sin periódico he releído columnas y cartas al director, he completado el sudokus, he descubierto las siete diferencias entre dos viñetas, me he perdido dos ‘postigos’. Se acabaron los programas de televisión que repiten las noticias importantes sucedidas durante el año. Ya no me acordaba de la operación del rey, ni de los mineros chilenos. Murió Saramago, Morente y el negro de Boney M: el que bailaba como el boliche de las ollas de garbanzos. Se acabaron los peces en el río. Volvemos a la nómina reducida, a la subida de la gasolina, de la luz, del gas y de los transportes. Mi perro, indiferente a todo, me mira con cara rara, como pensando: que estará escribiendo que no me tira el palo. Quizás, para algunos, la vida consista en ir detrás de un amo para recibir algún trozo de pan, una caricia, una moneda, alguna dirección general y así, obedeciendo a caprichos, llegar al próximo año, y volver a lucir delante del jefe el gorro de Papa Noel y la nariz de payaso.