Hay algunas personas que me sueltan a bocajarro ¿cuanto te pagan por los artículos? Ante mi asombro y silencio tratan de disculpar su impertinencia con un “no te preocupes, no soy de Hacienda” y ahí va la segunda. Quizás quieran saber el precio para descubrir si el artículo es bueno o malo. Ni siquiera esta crisis ha cambiado la mentalidad de algunos que siguen creyendo en la relación entre valor y precio.
Conozco a una persona, bien situada económicamente, que cuando se encuentra con algún conocido por la calle suele preguntar si trabaja o esta en paro. No lo hace para ofrecerle trabajo, ni compensar su angustiosa situación, lo hace con la intención, supongo, que la de informarse desconociendo el sentimiento de angustia o vergüenza que puede provocar la impertinente pregunta a un desempleado.
Una señora me dice que porque no escribo que los dos parques de Condes de Barcelona son insuficientes para tantos niños. Es cierto. En un parque hay dos columpios y en otro uno junto a extraños toboganes y aparatos que parecen diseñados para entrenar a futuros artistas del circo del sol. Me callo y pienso en los barrios de Badajoz que no tienen ninguno. En Pardaleras hay un parque sin toboganes ni columpios. Es cuadrado,como una pequeña isla rodeada de tráfico por sus cuatro lados, uno de los lados da a la autopista sin protección para niños ni balones. Tiene un centro de tierra donde se acumulan deposiciones de perros sin que nadie las limpie. Un parque que no adecentan ni en campaña electoral, quizás porque cada vez hay menos niños ya que también hay menos jóvenes en edad de procrear que se queden a vivir en una ciudad con pocas ofertas laborales. Juan José Martin Santos, presidente de la asociación de Pardaleras lo denuncia en las redes sociales incluso ha recogido firmas para que lo preparen pero lleva así desde hace años.
Es contradictorio que dos parques en Condes de Barcelona sean insuficientes para tantos niños y a la vez es un privilegio comparado con otras zonas de Badajoz donde no hay ninguno.
Ya se que parece poco importante un parque teniendo en cuenta otras desigualdades pero los niños son niños y no entienden de preferencias.