Otra vez estamos en agosto. Esto avanza a paso de gigantes. y este sol que me derrite los sesos y las ideas no se va. Un día tras otro golpea mi voluntad hasta hacer que me abandone a lo más profundo de la pereza intelectual, ya solo leo el As, ni eso, me limito a mirar a la chica de la última página. En estos días uno no sabe de que escribir, no soy capaz de ligar dos o tres reglones con sentido.
Oigo por todas partes: “tengo necesidad de desconectar” lo escucho en el trabajo, en Carrefur, en el bar. Y cuando llego a casa y enciendo el facebook veo las fotografías de los que están desconectando con una silla plegable en una mano, una sombrilla con publicidad en la otra y una mochila de colorines en la espalda de donde sobresale una toalla con grandes soles amarillos mientras intentan guardar el equilibrio andando por la arena caliente de una orilla que parece un concurso de imitadores de Chiquito de la Calzada. Se les ve con bañadores de colores del que sobresalen unas lorzas de un intenso invierno de sillón. Luego, por fin, se tumban en la silla y embadurnados con pringosas cremas se achicharran al sol rodeados de cuerpos tan lustrosos como los suyos y se hacen un selfie donde escriben en mayúsculas“ESTO ES VIDA”
Desconectan los trabajadores de Badajoz en Punta Umbria, Matalascañas, Costa Ballena… en esos paraísos que se pueden ver anunciados en los escaparates de las tiendas donde salen autobuses a las 6 de la mañana para volver de madrugada, después de que los viajeros hayan desconectado en un tostadero de arena. Las playas de Huelva son lugares donde puedes encontrar a un paisano al que solo conoces de hola y adios. -Coño fulanito ¿que haces por aquí? -vamos al chiringuito, y de repente te encuentras frente a un desconocido con la barriga al aire igual que la tuya tomando cervezas mientras hablas de las bondades de tu hotel y de los días que vas a estar mientras te ajustas las chanclas a un pie dolorosos acostumbrado a llevar cómodos zapatos y abres las piernas disimuladamente para aliviar el escozor de la entrepierna en carne viva por culpa de la sal marina.
Una vez en Badajoz sales a la calle con un traje blanco para resaltar el moreno y dar envidia a los que se quedaron diciendo “que maravilla de playa,He desconectado.
Septiembre cuanto te echo de menos.