Una Plaza Alta atrás tuve la osadía de escribir de política. Escribí sobre el fallido debate de investidura de Rajoy y las futuras elecciones en Navidad. Después de darle vueltas al artículo para intentar decir, que era mejor la abstención del PSOE y que saliera elegido el partido más votado para que hubiese gobierno, el día que se publica el artículo, nos enteramos de lo de el ex ministro Soria. Entonces el texto deja de tener sentido, ya no quiero decir lo que dije.
Después del varapalo que le dieron a Rajoy en el intento de investidura con el tema de la corrupción decide nombrar a Soria para un puesto tan importante y tan bien remunerado. La única explicación posible es que han perdido el sentido de lo que esta bien o mal, viven un mundo diferente.
A estas alturas, cuando usted lea esto, ya nadie se acordará de Soria, habrán pasado muchas más cosas, probablemente, si vamos a unas terceras elecciones, los votantes del PP tampoco lo recordarán. El rencor no existe entre los electores que prefieren quedarse como están antes de aventurarse a lo nuevo.
Quien soy yo para meterme en estos berejenales. Muy pocas veces he tocado temas políticos. No me atraen, tienen poca poesía, poco ritmo, no enganchan. Política no rima con amor, con ternura ni con nenúfares blancos. Que hago yo escribiendo de política cuando tengo pendiente hacerlo sobre la panadería del pasaje de los Zafer: Tina y Alfonsí, dos socias que se levantan a las cinco de la mañana desde hace más de 20 años para hacer pan, dulces, tartas… y venderlos en la tienda hasta las 8 de la noche, o esa pareja, a la que veo desde hace años pasar por Condes de Barcelona. Él empuja la silla de rueda con el mismo mimo que años atrás la ayudaba a caminar agarrados del brazo, cuando ella todavía podía caminar. También esto es política. Para esto debería servir la política, para ayudar y no para buscar, además de la vanidad, intereses personales y de partido sin pensar en las personas.
P.D. Hoy se habla de Rita Barberá pegada al sillón. Cuando esto se publique será otro el escándalo mientras Tina y Alfonsi siguen, levantándose a las 5 y él continuo empujando con mimo la silla de ruedas de su mujer. Vivimos mundo diferentes.
Diego Algaba Mansilla