El paseo Condes de Barcelona es un espacio nítido y amplio por donde pasan a diario cientos de personas, algunos se sientan en los bancos de hierro para respirar el aire limpio de los árboles gigantescos con nidos y pájaros que para algunos son hermosos trinos mientras que para los vecinos se transforman en ensordecedores ruidos con los que duermen y sobre todo despiertan. El paseo Condes de Barcelona es una amplia avenida por donde paso a diario, de vez en cuando, me paro y observo a las personas que lo frecuentan. Los usuarios de parques son de todo tipo y edades, mayores y chicos y un respiro para esa generación que puede mezclar, en un mismo espacio, hijos pequeños y padres ancianos. En el parque se juntan los que están olvidando con los que están aprendiendo, los que se emocionan cuando descubren que dan los primeros pasos y los que se entristecen cuando ven que ya no pueden dar un paso.
Entre los habituales, en los bancos del principio, a la sombra de majestuosos plataneros,se sienta un señor bien vestido, que siempre esta leyendo en un libro electrónico. Mas adelante, José,que se hace llamar Pepe Badajoz en el blog del HOY donde comenta libros, pasea fumando en pipa siempre con un texto entre las manos.
el parque se escapan miradas furtivas hacía la espalda de hermosas mujeres, con los años uno tiene reparo en girar la cabeza para mirar con el descaro de juventud. El deseo no camina paralelo al deterioro del cuerpo.
En un banco aislado, una pareja de adolescentes, ajena al trasiego del personal, se miran con los ojos limpios del amor tierno y verdadero sin ser conscientes de que el amor tierno y verdadero no es para siempre.
Señoras mayores hablan en voz alta de la iglesia nueva, dicen que el cura es muy simpático pero ellas ya no se arrodillaran más porque el reclinatorio se clava y duele. Arrodillarse siempre fue duro.
Los amantes de los perros se reúnen en la última parte del paseo conocida por los vecinos como zona canina y donde han colocado, recientemente, un pipican aunque los perros siguen evacuando donde siempre lo hicieron, en el césped.
Condes de Barcelona es un paseo en pendiente que el caminante sube entre hermosos plataneros como una melodía como,el bolero de Ravel que llega a su punto culminante con la imagen del edificio rojo del Centro de Salud de Valdepasillas y la iglesia blanca del Espíritu Santo, para poder sanar,, en un mismo espacio, alma y cuerpo.