Los ‘fotorrojos’ no entienden de emergencias. El funcionamiento de estos aparatos instalados en cuatro semáforos de Badajoz, concretamente en distintos puntos de la antigua N-V, es implacable. Diseñados para castigar a conductores que se saltan a la torera la luz roja en los cruces de la ‘autopista’, en ocasiones su efectividad provoca ciertas injusticias.
Sucede si rebasamos el paso de peatones cuando se aproxima una ambulancia a todo trapo y tenemos que darle paso mientras el semáforo brilla en rojo. Entonces es casi seguro que se activará y no nos libraremos de una multa; aún cuando no hubiera forma humana de abrir hueco a la urgencia sin cometer la indeseada infracción. Este automatismo instalado por el Ayuntamiento para reducir la velocidad en tramos urbanos es inteligente, pero no tanto como para diferenciar situaciones especiales. Aunque pase una ambulancia junto a nuestro coche y no nos quede más remedio que apartarnos ignorando la luz roja, la cámara disparará para fotografiar nuestra matrícula.
Dos segundos después de cerrarse el semáforo, el sistema capta de forma automática cualquier vehículo en movimiento que sobrepase la línea. No importa que se trate de una ambulancia, un coche patrulla o un camión de bomberos. De hecho, los conductores de estos servicios están más que acostumbrados a recibir en su buzón multas por trayectos de urgencia. Sanciones que evidentemente son retiradas poco después por la Administración, al entender el motivo que las provocaron. Sin embargo, no lo tienen tan fácil los conductores de a pie, que en modo alguno se libran del ojo avizor de estas máquinas.
En Badajoz es frecuente que, por el trasiego diario de vehículos que transitan con sus sirenas encendidas por la ‘autopista’, no pocos automovilistas se vean obligados a realizar maniobras extrañas para abrirles paso. Lo prueban las muchas imágenes captadas por los ‘fotorrojos’ casi a diario: turismos encaramados encima de la mediana, coches escoradísimos a izquierda y derecha, o realizando aproximaciones peligrosas. Pretendiendo hacer un bien, muchos de esos conductores acaban sobrepasando la línea del semáforo sin calcular la más que probable consecuencia: la comisión de una infracción grave y su abultada sanción aparejada.
De poco puede servir apelar al artículo 69 del Reglamento General de Circulación. Este precepto establece el comportamiento que deben tener los conductores respecto de los vehículos prioritarios. “Tan pronto perciban las señales especiales que anuncien la proximidad de un vehículo prioritario, los demás conductores adoptarán las medidas adecuadas, según las circunstancias del momento y lugar, para facilitarles el paso, apartándose normalmente a su derecha o deteniéndose si fuera preciso”.
Únicamente si las imágenes del ‘fotorrojo’ muestran el paso de la ambulancia en el mismo plano que nuestro vehículo tendremos opciones de demostrar que no somos infractores. El sistema automático graba una secuencia de seis fotogramas que recogen un espacio temporal de apenas unos segundos. Unidas dan apariencia de vídeo. Estas imágenes están en poder del Organismo Autónomo de Recaudación (OAR) de la Diputación de Badajoz, encargado de gestionar y cobrar las multas. Si nos encontramos en esta desagradable situación es aquí donde tendremos que acudir para visionar las fotos en busca de pruebas. Precisamente en el mismo organismo deberemos presentar alegaciones en caso de considerar injusto el castigo administrativo recibido.
Si en esas imágenes que nos muestra un funcionario no se aprecia claramente el paso de la ambulancia junto a nuestro turismo será difícil hallar medios probatorios para acreditar que tuvimos que avanzar por una especial necesidad del tráfico. Esto se traducirá en la pérdida de cuatro puntos del carné de conducir y una multa de 200 euros. Habremos infrigido el artículo 146 del Reglamento General de Circulación. Hay que tener en cuenta que si alegamos, perderemos la opción de rebajar esta cuantía a la mitad al no ser ya de aplicación el ‘prontopago’.
Si la Concejalía de Tráfico desestima nuestras alegaciones iniciales, podremos presentar un recurso administrativo de reposición ante el mismo órgano que dictó la sanción. Se trata de una segunda oportunidad para poder demostrar cómo sucedieron los hechos. Pero si en el plazo que nos dan no recabamos nuevos medios de prueba que apoyen nuestra versión –circunstancia complicada- seguramente volvamos a obtener una respuesta desfavorable por parte del Ayuntamiento. Entonces ya solo nos quedará recurrir a la vía judicial. Eso sí, previo pago de la tasa correspondiente. Un filtro económico que disuade a la mayoría de ciudadanos.
En conclusión, los conductores deben medir muy bien sus movimientos en los semáforos regulados con ‘fotorrojo’, ya que a veces, pretendiendo facilitar el tránsito, acabamos convertidos en involuntarios infractores.
Desde el Consistorio aseguran que el número de multas tramitadas por los ‘fotorrojos’ se ha reducido en los últimos meses. “La gente ya sabe que están allí. Hemos conseguido que se respeten. El efecto se nota en una mayor reducción de la velocidad para garantizar el frenado”, explica Alberto Astorga, primer teniente de alcalde y concejal de Economía y Hacienda en el Ayuntamiento. El edil asegura que recientemente se ha cambiado la ubicación inicial de estos dispositivos en los seis cruces de la autopista, instalando cajas nuevas para aumentar el efecto disuasorio. Solo dos de los cuatro dispositivos colocados en los semáforos llevan cámara incorporada. Son éstos los que tienen capacidad para captar infracciones y, por tanto, sancionar.
Estos dispositivos cazaron a 2.205 conductores en 2011 y solo en los tres primeros meses de 2013 fueron 547. En 2013 captaron 10.149 infracciones.
Ángela Murillo
Redactora de HOY y licenciada en Derecho
Twitter: @HOY_Angela
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