El día 1 de noviembre es el día de TODOS LOS SANTOS. Un día cargado de supersticiones y como no, el mundo de las dos ruedas también tiene sus supersticiones.
Para comenzar lo haré con la famosa campana que se encuentra en muchas motocicletas, sobre todo custom y suele ir debajo del radiador o parte baja de la moto.
Hace muchos años, en una noche fría de diciembre, un viejo motorista volvía de un viaje con sus alforjas llenas de juguetes y otras baratijas que había comprado para un grupo de niños.
A lo largo de esa noche mientras circulaba en su moto, pensaba que afortunado era, rodando con su moto en la que había realizado miles de kilómetros y visitados cientos de lugares. Pero esa noche algo cambiaría, por tierras Mejicanas y a unas 40 millas al norte de la frontera, en el desierto alto, estaban al acecho un grupo de pequeños “critters” conocidos como “GREMLINS DEL CAMINO”.
Existen obstáculos en la carretera, tales como piedras, palos, pedazos de viejos neumáticos, clavos, y tantos otros objetos que te pueden perjudicar al rodar en moto. Pues todas esas cosas las utilizan esos “GREMLINS DEL CAMINO” para tener ocasión de divertirse, viendo como un motorista va al suelo.
En aquel momento, el motorista entró en una curva a la luz de la luna y los “Gremlins” le tendieron una trampa, haciendo que se estrellara, rompiéndose una de las alforjas al refregarse sobre el asfalto.
El motorista se encontraba tirado en el suelo incapaz de levantarse y los “GREMLINS DEL CAMINO” se acercaban hacia él. Mientras, comenzó a lanzarles los objetos que llevaba en sus alforjas, hasta que solo le quedó por lanzar unas pequeña campana, por lo que comenzó a hacerla sonar con la esperanza de asustar a los pequeños malvados “Gremlins”.
A una media milla, lejos acampados en el desierto, estaban dos motoristas sentados alrededor de una fogata mientras charlaban de su día de viaje y de la libertad que sentían cuando el viento soplaba en sus caras, mientras recorrían el extenso país. En la calma de la noche, oyeron un sonido parecido al de campanas de iglesia, y dispuestos a investigar fueron hacía donde provenía el sonido. Encontraron al viejo motorista al borde de la carretera con los “Gremlins” alrededor para raptarlo, por lo que se aproximaron y los espantaron.
El viejo motorista, al estar agradecido les ofreció pagarles su ayuda, pero como hacen todos los motoristas verdaderos, ellos rechazaron aceptar cualquier tipo de pago. Pero no estando de acuerdo, arrancó dos pedazos de cuero de sus alforjas y les ató una campana a cada uno, poniéndolas en cada una de las motocicletas de los motoristas, tan cerca de la tierra como fue posible. Al mismo tiempo les dijo: “con esas campanas colocadas en las motos, estaréis protegidos contra los “Gremlins del camino” y siempre que estén en un apuro hacer sonar la campana, que un compañero motorista irá en vuestra ayuda”.
Así que cuando veas a un motorista con una campana, sabes que lo han bendecido con la cosa mas importante de la vida: “La amistad de un motorista compañero de ruta”. Por ello la campana para tu moto debe ser un regalo recibido y no importa de cuál marca es tu moto, ya que se trata de una leyenda de motoristas.
Seguro que la respuesta es que no. La definición de la RAE dice que la superstición es una fe desmedida o valoración excesiva de algo. Y parece que en el mundo de la moto esto está al orden del día.
Si pensamos por un momento, solemos tener ciertas costumbres a la hora de coger la moto. Tales como poner primero los guantes, uno antes que el otro, poner primero el casco, la forma de subirnos, no querer estrenar ropa nueva, soler llevar algo siempre consigo, hablarle a la moto…
Atendiendo a la lista que preparó Tim Watson en Hell for leather, hay quién despliega los estribos del pasajero para que su ángel de la guardia vaya cómodo. Hay quién no monta la moto los dos días previos a salir de viaje con ella. Otros se niegan a conducir la moto de alguien recién fallecido, o hay quién dice que una moto verde trae mala suerte.
En el articulo de Hell for leather hablan de una mujer que lleva enrollado en el manillar de su moto un pedazo de alambre de espino. Así le recuerda que yendo borracha se metió una torta contra una valla de ese material y que sobrevivió con unas cuantas cicatrices. También nos cuentan la superstición de otro personaje que sólo monta motos que lleven una calavera pintada. incluso hay quién dice que se para a ayudar a los moteros que pueda encontrarse en el arcén de la carretera para que la mala suerte no se le pegue a él y acabe en la misma situación sin ayuda.
En el mundo de la competición también vemos en casi todos los Grandes Premios supersticiones. Desde el ritual de algunos pilotos antes de subirse a la moto, pasando por el orden en el que se visten, o cómo se ponen el casco. Quizá la superstición más famosa sea la triscaidecafobia de Ángel Nieto, que la solucionó diciendo doce-más-uno. Nieto también era famoso en su momento por darle al menos una vuelta a rastras por el circuito cuando estrenaba un mono.
Ante todo esto, hay que volver a preguntarse ¿soy supersticioso?