Está claro que los moteros tenemos gran corazón, aunque en algunos casos les cueste demostrarlo, o como dice el refrán “Tiene que haber de todo en este mundo”. Hoy os traigo una ruta realizada por unos amigos moteros, que según me contaron lo que hicieron me gustó, y he querido haceros partícipes de su aventura.

Dado que no es una hazaña mía prefiero transcribiros lo que me pasó Raúl Laso Martín (autor de las palabras que siguen):

“Buenas tardes amigos. Ya de vuelta de Chucena. Alguno se ha quedado aún por esas tierras onubenses.
La ruta de hoy la llamaré: Ruta agridulce a Chucena.

En primer lugar, hoy me vais a perdonar pero de lo que no merece la pena hablar, es de la ruta en sí, hoy mi crónica irá dirigida única y exclusivamente a lo que se ha vivido en Chucena.

Llegamos a la ermita a la hora prevista, 12.30h aprox. Tras hacernos unas fotos de grupo, Tony llamó a la hija de Pedro, nuestro motivo del viaje. Ráquel, que así se llama nuestro enlace y confidente, preparó bien el terreno para que su padre, no supiera nada sobre lo que hoy acontecería en la puerta de su casa.

Raquél, se acercó a la ermita y tras un emotivo encuentro tanto con Tony como con todo el grupo, partimos hacía el pueblo, distante a poco más de dos kilómetros. Ella se adelantó para ir preparando el terreno, después llegamos nosotros tocando las bocinas y acelerando las motos. Pedro, salió a la calle junto a su hija, mujer y demás familiares y el pobre no se tenía en pie de la emoción. Pasado este bonito momento, bajamos de nuestras motos y nos fue saludando uno a uno dándonos un cariñoso abrazo envuelto en lágrimas de alegría y emoción. Tras charlar un rato con todos nosotros, le dimos a elegir montura para darle un paseo hasta un pueblo cercano, Hinojos. Como era de suponer y siendo custonero, tiene una Harley, se decantó por dar el paseo en mi Indian ¡¡¡como, no!!! Y así, se preparó, cogió su casco y como un chaval se vino a dar un voltio con nosotros. Se nota que monta en moto porque fue un paquete de lo mejor que he llevado jamás en mis motos. Chapó, por Pedro.

Pedro, de Chucena

Al llegar a Hinojos, tomamos unas cervezas en una terraza, compartimos charla y sobre todo risas, que es lo que este buen hombre, ahora necesita.

Pasado un tiempo prudencial, volvimos al pueblo, puesto que allí nos esperaba la comida que previamente se había reservado. Allí compartimos unas horas super agradables, con risas, chistes y muy buen rollo, que tanto Pedro, Raquel y la madre de esta, agradecieron de corazón. Tras la comida, pasamos al café, momento que Tony aprovechó para regalarle una tarta buenísima y con decoración especial al gusto de Pedro, haciendo mención a su profesión. Eso y unos regalos que se llevaban preparados, fue el colofón de un día muy bonito y especial que recordaré toda mi vida. Gracias a todos los que habéis hecho posible este sueño, para un hombre que lo necesita.

Gracias a: Tony Coblaz, Juan Antonio Sayago, Paco Piquer, Jose Luis Sánchez, Pepin Tejero, nuevo fichaje motero y gran persona. Y este que os escribe Raúl, que hoy como comprenderéis no quiere hablar de ruta sino de esta convivencia q hemos tenido en Chucena.

Gracias a Raquel y su familia, por el recibimiento que nos han dispensado, y por ese estuche de vino que nos han regalado. Oro de ese noble y bonito pueblo. Hasta otra amigos. Me quedo con lo vivido.

Si habéis llegado hasta aquí, entenderéis porque lo he querido compartir con vosotros. Moteros con gran corazón, que han querido sacar unas risas a un motero que no puede montar en su Harley, y la ve aparcada en su garaje. Son momentos que nos demuestran estar vivos, y son los momentos que nos vamos a llevar.

Un fuerte abrazo a Pedro, y a todo el grupo que se pasó a acompañarlo para pasar un buen rato.

Saludos y ráfagas.