Federico García Lorca grabó para “La Voz de su Amo”, en 1931, cinco discos gramofónicos con diez temas de su “Colección de Canciones Populares Antiguas”. El propio García Lorca tocó el piano, acompañando a “La Argentinita”, bailarina y cantante (tocando también las castañuelas). Estas grabaciones, están consideradas como los documentos sonoros más personales que se han conservado del artista granadino. Los discos de “La Voz de su Amo” salieron al mercado en la primavera de 1931 y tuvieron un gran éxito. Federico, quien además de intérprete, había recopilado y armonizado dichas canciones, se reveló una vez más como el artista polifacético que era, mientras que la interpretación de “la Argentinita” fue considerada todo un exponente de la sencillez, la gracia y el sentimiento que requiere el “canto popular” (desde el criterio intelectual del momento).
Los romances representan un compendio de sabiduría popular, muchos recordaremos a nuestras abuelas recitando romances que pasaban de padres a hijos, de generación en generación. Lorca recogió este “romance de Don Boyso o Romance de la cristiana cautiva” que vuelve a situarnos en la frontera medieval entre tierras de moros y de cristianos.
El Romance de Don Boyso, es uno de los legados orales más representativo de la Edad Media Leonesa que ha pasado por diferentes modificaciones a lo largo de la historia. En este romance han quedado recogidas diferentes versiones, muchas de ellas tomadas en Tradiciones Orales Leonesas II, Romancero General de León II, desde San Martín de Agostedo, Quilos, San Clemente de Valdueza, Vierdes, etc. y muchas más. No obstante la belleza de la melodía, la genial adaptación de Federico García Lorca y su pasión por la música sefardita, una mezcla judío árabe mayormente integrada en sus escritos. Don Boyso, caballero cristiano, va a tierra de moros buscando una esposa; cree encontrar a una judía, pero le propone bodas si se hace cristiana, descubriendo luego que ha rescatado por azar a su propia hermana Rosalinda, que estaba cautiva. La música que acompaña al mencionado romance es música sefardí.
Musicalmente, si se busca la partitura de la canción, se puede notar una complejidad musical. La voz nos deleita, haciendo que esta historia sea una más interesante y dulce para el oído. En la música sefardí se utilizan los registros agudos de la tesitura vocal. A principios del siglo XIX se menciona la presencia de la guitarra, el violín y la pandereta. Es un canto individual, ya que al estar cargado de melismas, con libertades rítmicas, dificulta mucho el canto grupal. El romance sefardí es fundamentalmente monódico. Generalmente son puramente silábicas, es decir, una nota por cada sílaba, pero también con abundante ornamentación y flexibilidad melódica.
Así pues en Don Boyso encontramos la influencia de la música sefardí y las fronteras de moros y cristianos en la tradición oral.