Querría llamar especialmente su atención durante mi escrito y por favor, tras ello, que cada uno saque sus propias conclusiones, si acaso entienden lo que quiero decir. Dentro de las distintas formas de expresión, vocabularios, giros, idiomas, dialectos… a mi me llama la atención sobremanera el lenguaje empleado por algunos personajes públicos o no tanto.
Quizá les haya inducido a pensar en los políticos, pero no sólo a este espectro social se le puede atribuir esta peculiaridad. Se da el mismo caso cuando escuchamos a economistas, técnicos, financieros, ejecutivos, ideólogos, críticos, lo que ocurre es que los políticos tienen mucha más presencia. Sugiero que no nos dejemos impresionar demasiado por la manera en que se expresan.
Lo normal es que lo que digan no les comprometa nunca y ellos piensan que creemos que saben mucho pero todos intuimos que no saben nada.
Ahora viene la parte donde reclamo su atención y les pido que sean capaces de descubrir lo que quiero decirles: Me gustaría hablarles de la estrategia coyuntural y populista que ha hecho presión en la política paralela con una productividad antisocial comandada por el capitalismo.
Se debe principalmente a la programación versátil minoritaria, que lleva a cabo la dirección empresarial endógena.
Así pues, el déficit que produce el discrepante potencial, demanda de forma atípica una lógica reformada que nos lleva a una reflexión gestora y equilibrada.
Cualquier balance que hagamos, trata la crisis de forma confusa, oscura y tediosa cuando lo que se requiere es que sea vigorizada por su autonomía, utilizando la arritmia interna progresivamente.
Hay una fase que aglutina en pocos movimientos la desfasada ideología radical, proporcionando al regionalismo de partido un paradigma mucho más versátil y sofisticado. ¡Algo sublime!
Creo que no hace falta que les castigue con mas ejemplos de la forma de hablar de nuestros oradores. Son muchas las ocasiones en las que tras escuchar sus intervenciones nos preguntamos qué han querido decir y no acertamos a descubrir el mensaje de sus palabras.
Decía Jean de la Bruyere, que hablar y confundir para ciertas personas, es exactamente lo mismo. Como colofón un recuerdo de Albert Einstein: Para ser miembro irreprochable de un rebaño de ovejas, uno debe ser, por encima de todo, oveja.