Es momento. Yo creo que ya nos toca una olimpiada en Madrid. Después de intentarlo en otras cuatro ocasiones, quizá ahora sea la definitiva.
Nuestra capital ha recibido en estos días con los mejores embajadores a una delegación de la Comisión de evaluación del Comité Olímpico Internacional.
Estos comisionados serán los encargados de aportar luz a la difícil decisión de la futura sede en los Juegos de 2020 y nos las tendremos que ver con Tokio y Estambul.
Por supuesto que nuestro aspirante ya tiene su página web Hecho de menos alguna subsede en Extremadura, pues no se ha confirmado Mérida todavía.
En 1896 el Barón Pierre de Coubertin, puso en marcha por primera vez en la era moderna, una maravillosa aventura que ha perdurado hasta nuestros días; los Juegos Olímpicos.
En nuestro país, solamente en una ocasión hemos sido organizadores de tan magno evento. Fue en el año 1992 y era la XXV edición. Barcelona fue la agraciada. ¿Recuerdan el momento del encendido del pebetero por Antonio Rebollo?
Esta aventura y su designación como sede final, tendría unas consecuencias muy positivas para todos nosotros.
Más allá de poder disfrutar de un espectáculo del más alto nivel en lo que a deporte se refiere, supuestamente, reportaría para las arcas del estado y de las ciudades sedes, pingües beneficios, al margen de los puestos de trabajo que se crearían en estos más de seis años que median para su consecución.
Digo supuestamente pues hay voces que opinan todo lo contrario y algunos hablan incluso de que el impacto socioeconómico y su rentabilidad no siempre son los esperados.
Está claro que la celebración de los Juegos Olímpicos, son un escaparate mundial para la ciudad organizadora y una inmensa campaña publicitaria que proyecta su imagen.
Particularmente estoy a favor de la candidatura y mi deseo es que seamos finalmente los elegidos. Al margen del beneficio crematístico que dará lugar a incontables debates, mi interés particular radica en la semilla que se crea para la futura práctica deportiva.
Soy un defensor de los hábitos saludables y el ejercicio es principal motor del bienestar en la salud y gratifica nuestra mente. Si trasladamos a nuestros hijos actividades deportivas, estaremos creando, para años venideros, personas practicantes de ellas y aseguraremos un futuro sano y con dedicación a aficiones beneficiosas, evitando otras de no tan agradable calificación.
Estamos en un momento aciago. La crisis, el paro, droga, inseguridad, corrupción… todo apunta a un oscuro presente y con un futuro, gris y enormemente, incierto.
La aprobación de esta candidatura allá por septiembre, podría ser un revulsivo para devolver la ilusión a toda España y abrir un nuevo camino a la esperanza. Es momento de soñar. ¡Luchemos por ello! ¡Creamos en ello!
Nuestros socios europeos, esos que tanto nos aprietan, debían darse cuenta de ello y apoyar sin fisuras la única candidatura de los países miembros de la unión. Sr. Rajoy, dígaselo a la Sra. Merkel, a ver si en esto nos escucha por favor.
Un momento para el recuerdo de uno de los padres olímpicos en la memoria de todos; Juan Antonio Samaranch, quien fue fiel a aquella hermosa máxima de Goethe que es la mejor invitación al progreso en la vida y en el deporte: “si piensas que puedes o sueñas que puedes, empieza. La osadía posee genialidad, poder y magia”