Escribo hoy porque ayer 8 de marzo entendía que la voz y la presencia debía de recaer en las mujeres y los hombres debíamos callar, escuchar y acompañarlas en todo aquello que ellas nos demandan. Hoy nos toca a todos y todas caminar juntos hombres y mujeres hacia una verdadera IGUALDAD REAL.

Para ello debemos según mi opinión, tener claro quienes somos verdaderamente y no lo que solemos decir en voz alta, como para tratar de creernos lo que decimos de nosotros mismos.

Me hace gracia ver como cada vez más hombres compiten quien de ellos es mas feminista, sobre todo los que se dedican a la política y en más del 90% me parece que no se lo creen ni ellos mismo y no creo que más del 5% sean verdaderamente feministas. Además  dudo que el porcentaje de mujeres feministas que dan las estadísticas sean del todo ciertas. Las grandes manifestaciones del día de ayer demuestran que aun queda muchísimo por hacer. Tomaré como ejemplo la manifestación de Cáceres. Se dice que fueron más de 5.000 personas (yo estuve allí y la plaza mayor se llenó, pero en Cáceres somos 100.000 habitantes aproximadamente ¿Dónde estaban las otras 95.000 personas¿)

Creo que hace mucho tiempo deberíamos haber empezado a hacer terapia social todos los hombre y una gran mayoría de mujeres, reconociendo el problema diciendo “yo soy machista y quiero curarme, ayúdame”. Miren yo soy el primero en reconocer mi enfermedad machista, y eso que desde niño mis progenitores de una manera natural aprendí que mi padre y mi madre hacía las mismas cosas en casa y los dos trabajaban además fuera de casa. A mis dos hermanas y a mí nos enseñaron a colaborar en las faenas del hogar, a pesar de ello el llamado ahora micro-machismo también flotaba en el ambiente.  A pesar de mis esfuerzos constantes por mejorar como persona y creer firmemente que los hombres y mujeres son iguales en derechos, esa parte del cerebro que dice es primitivo no para de parasitarme con el virus del machismo. Lucho y seguiré luchando contra esta enfermedad contagiosa y trato con todas mis fuerzas de no contagiar a los que están a mi alrededor, fundamentalmente a mis hijos. En casa más o menos está controlado pero por desgracia lo que hay y veo de puertas de casa hacia fuera es lamentable, triste y frustrante.

Si nos analizan genéticamente, somos un 50% mujer y otro 50% hombre y más igualdad que la carga genética no hay. Como e todas las luchas sociales de este tipo, siempre se llega a la misma conclusión “el gran problema es la falta de educación y concienciación social”. Pero qué hacemos para eliminar las lacras. Los políticos legislan en su gran mayoría con leyes coercitivas para castigar y muy pocas para educar y concienciar y no cumpliendo con los compromisos ni haciendo efectivas las normas que se aprueban.

Si por desgracia a día de hoy en pleno siglo XXI además de ser mujer, eres discapacitada y para más inri esa discapacidad es intelectual, “apaga y vámonos…” Las estadísticas  y un informe de plena inclusión dicen que el 90% de estas mujeres no encuentran trabajo y además el 60% son sometidas a abusos sexuales, mi pregunta es ¿Cuánto y cuantos enfermos machistas críticos hay en esta sociedad?, ¿verdaderamente esta sociedad quiere curarse de estas enfermedades crónicas?¿los políticos por fin se pondrán a legislar para curar a esta sociedad, o una vez más en la hipocresía y el bla bla bla de ni una mala palabra ni una buena acción como decía aquél gran comunicador de la radio?

Como habrán deducido, yo trato de hacer que todos los días de mi vida sean 8 de marzo, unos con mayor y otros con menor éxito.

Un saludo y no se olviden de sonreir.