¿Has escuchado recientemente alguna palabra o palabras que te devuelvan la esperanza?
En sí misma la palabra o palabras adquieren una gran fuerza y significado en nuestra vida. Pues las palabras configuran nuestro lenguaje, y así mismo nuestro lenguaje habla de nosotros y configura nuestra identidad. Es con ese lenguaje, con el que decidimos acercarnos para contemplar y percibir la realidad que nos envuelve, y así relacionarnos con nosotros mismos y con los demás definiendo nuestra manera de estar en la vida.
En este sentido son las teorías psicológicas de corte más cognitivo, las que sostienen que somos en el lenguaje, que somos lo que nos decimos, y así mismo contamos a los demás. De esta manera tomando esta línea, una de ellas el constructivismo nos dice que es la persona que observa la que decide significar la realidad con la que se encuentra, de manera que no es la realidad la que nos hace sufrir sino los significados que decidimos otorgarle.
Y es que en medio de esta incertidumbre que estamos viviendo – que es cierto que siempre ha estado ahí-, pero que quizás ahora en este momento somos más conscientes de ello, es fácil que ante las palabras o noticias que están en el ambiente sea más fácil significar la realidad entorno al miedo y la preocupación que ello conlleva. De esta manera se hace cada vez más difícil tener otra mirada ante la realidad que vivimos y mirar hacia delante. ¿Cómo hacer esto posible, cuando además nuestras fuerzas están debilitadas?
En este momento de nuestra vida necesitamos de esas palabras que nos devuelvan la esperanza, que nos aporten vitaminas, que nos hablen de lo bueno, de lo positivo, de lo que aporta, de lo que suma, etc. En definitiva palabras que nos inviten a creer en la esperanza y personas portadoras de ella, al estilo de Pandora; que aunque abrió la caja que le entregaron y salieron todos los males y bienes del mundo, pudo comprobar cómo quedó la esperanza y captando su potencial corrió hacia los hombres para intentar consolarlos, hablándoles de la esperanza, explicándoles que siempre podrían acudir a ella ya que estaba bien guardada. Así es como a día de hoy nos ha llegado esa expresión a la que recurrimos en situaciones límite o de dificultad: “en el fondo siempre queda la esperanza”.
Serán estas palabras las que renueven nuestras fuerzas, porque va siendo hora de recuperar la confianza en que no solo esto pasará, sino que es posible vivir este hoy que continuamente nos está retando hacia un aprendizaje constante signo de crecimiento y maduración personal. Estoy segura de que vendrán de nuevo a nuestro encuentro, pues siempre hay palabras que vuelan y llegan hasta nosotros como el mejor de los regalos. Sin embargo, hacerlas nuestras es una tarea personal para que puedan ayudarnos a conectarnos con lo que es para nosotros ese motor que nos empuja y nos ayude a poner en juego ese valor de seguir adelante.
Así que ya sabes si te cruzas con ellas cógelas al vuelo, no las sueltes, no olvides que las palabras que traen un mensaje de esperanza te conectan con todo aquello que da sentido a tu vida, siendo la mejor vacuna que pueda actuar contra el miedo, y te devuelvan la paz y la esperanza en que es posible creer que de todo se sale.