En la cartilla de embarazo, en el apartado de datos del padre sólo ponen Varón Sano, la edad y la profesión. Sé que médicamente, el cómo me llame no es relevante, pero bueno, a lo mejor en caso de urgencia estaría bien saber a quién llamar o algo así.
De igual modo, los libros sobre embarazo no los escriben para los papás, son para las mamás. Para que las mujeres comprendan qué les va a pasar, que sensaciones van a tener, recomendaciones sobre la alimentación, etc.
A ver, también tienen una parte “unisex” que es en la que se explica el crecimiento del feto para que os hagais una idea del tamaño que tiene vuestro hijo cada mes del embarazo, y también es bueno saber qué van a experimentar vuestras compañeras en estos nueve meses para poder atenderlas mejor, pero en general, el libro está escrito pensando en la madre.
Os pongo ejemplos de los tres que tenemos nosotros, que nos han regalado amigos y familiares. En uno de ellos dicen que “los párrafos en rojo” están destinados específicamente a los papás. En un libro de más de doscientas páginas os garantizo que no da para diez si juntas todos los párrafos en rojo.
En otro nos dedican un capítulo entero. Éste es el mejor porque responde a dudas que sólo vamos a tener los padres y hace hincapié en que cuando el bebé nazca el protagonismo del padre debe ser más pronunciado. Aunque en resumen dice que nuestra tarea es cuidar a la madre y consentirle todo lo que te pida, que las entendamos cuando cambien de humor y que les ayudemos en todo lo que podamos (y ojo, que eso yo no lo discuto).
Y el tercero, es un libro muy bonito en el que nos dan consejos prácticos sobre como cambiar los pañales, cómo vestir al bebé para que esté cómodo, a bañarle… Está muy bien ilustrado y bien explicado en general, así que cuando vi que también tenían un capítulo para papás me interesé y comencé a leer con curiosidad. Pero para mi decepción, resulta que era un capítulo para las madres, (bueno, más que capítulo, dos páginas) también, en el que se decía que los padres nos íbamos a poner un poco “tontos” porque el bebé nos iba a robar protagonismo y que tenían que entendernos. Y a los padres nos decía que lo que podíamos hacer es “descargar” de trabajo a la madre.
La sociedad actual ha conseguido la igualdad de hombres y mujeres en muchos campos, y son muchas las personas que trabajan muy duro todos los días por ampliar esa igualdad a más aspectos de la vida. Por eso es un error que en el embarazo se relegue el papel del padre al de mero espectador o, en el mejor de los casos, de “muleta” para que la madre pueda hacer lo que el embarazo no le permite.
Si no seremos como el tweet que leí hace unos días: “María, hoy he salido temprano del trabajo y te voy a ayudar con los niños, venga, ¿este cómo se llama?”
Juan Manuel Subirán