No hace falta leer un manual sobre gestación humana para saber que el cuerpo femenino sufre una serie de transformaciones a todos los niveles durante el embarazo y que el carácter de la mujer también experimenta cambios importantes.
Sin embargo lo que no se cuenta tanto es cómo afecta a los padres.
Hoy quiero confesar que… a mí de vez en cuando se me escapa una lagrimilla traidora con cosas un poco al azar pero relacionadas de una forma u otra con el bebé el camino. El primer síntoma fue muy al principio, creo que incluso antes de anunciar a la familia que íbamos a ser padres, escuchando una chirigota de Cádiz en la que unos bebés le cantan a su padre lo que esperan de él, entre chiste y chiste, surgió la lagrimilla traidora por primera vez. Aunque Natalia no se dio cuenta porque recompuse mi fachada de machote rápidamente.
Otra vez, estábamos poniéndole música a la niña y elegimos la canción de una serie infantil a la que yo le solía cambiar la letra jugando con su nombre. Al escuchar la sintonía, no sé con qué sentimientos conectó, pero ahí estaba de nuevo la lagrimilla traidora…
La última vez ha sido al ver un vídeo de Youtube. En ese vídeo Jimmy Kimmel (el presentador de un late show estadounidense) todos los Halloweens pide a los padres que le digan a sus hijos que se han comido todos los caramelos que recogieron la noche anterior. Casi todos los pequeños se enfadan y lloran, pero al final uno de ellos le dice a su madre “Ah, no pasa nada, sólo quiero que seas feliz”… ¡¡Cómo puede uno no llorar ante una declaración así!! Yo no me resistí.
Así que ya sabéis que no solo las mujeres tienen cambios de humor en el embarazo, porque a los hombres también se nos despierta el lado blandito.