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El orihoscu dela lengua estremeña

D’esti viagi vos muestramus un endilgu que bemus entangau atentu del processu de descaecimientu que á padecíu la lengua estremeña alo largu delos sigrus pa que assina vos poais hazel una idea de cómu an síu las cosas en verdá. Volo ponemus alo primeru en castillanu i endispués ena nuestra lengua, el estremeñu. Felís semana i si no mos vemus enantis delas Fiestas, felís Cabu d’añu!

En esta entrada os mostramos un artículo que hemos escrito acerca del proceso de deterioro que ha padecido la lengua extremeña a lo largo de los siglos para que os podais hacer una idea de cómohan sido las cosas en verdad. Os lo ponemos primero en castellano y después en nuestra lengua, el extremeño. Feliz semana y si no nos vemos antes de las Fiestas, ¡Feliz Año Nuevo!

EL OCASO DE LA LENGUA EXTREMEÑA

Es un argumento muy recurrente dentro del entorno académico de la universidad de Extremadura decir que si en Extremadura se habla castellano es porque los extremeños aceptaron libre y voluntariamente dejar de emplear su propia lengua por una más moderna y universal pero, lamentablemente, esto no ha sido así. Y es que este manido argumento muestra la nula autonomía que tiene la Universidad de Extremadura puesto que lo único que hace es seguir la doctrina que se le dicta desde Madrid.

Pero hay un segundo argumento al que recurre la Universidad de Extremadura; y no es otro que decir que la  lengua extremeña ya está muerta. Nosotros creemos que la lengua extremeña únicamente está fuertemente acomplejada y esto es del todo normal pues es el único caparazón que ha podido encontrar para no desaparecer.

Y es que sonroja constatar que quienes se denominan doctos achaquen este proceso a una libre elección cuando probablemente no haya en la antropología mundial ningún proceso más estudiado que el de la aculturación.

Pero es que este argumento ha calado tanto en España que incluso gente con un reconocido espíritu crítico como Arturo Pérez-Reverte afirma sin rubor en un artículo [1] que “la elección de la lengua castellana por España fue voluntaria…de una forma que podríamos llamar natural”. Y los que opinan lo contrario son (somos) “manipuladores, cantamañanas, idiotas, mareantes y tontos del ciruelo”.

No debería necesitar Pérez Reverte a estas alturas los insultos para reforzar sus argumentos. Pero es que su opinión no es otra cosa que la doctrina oficial, la que el rey Juan Carlos elevó a dogma en la entrega del Premio Cervantes el 25 de abril de 2001: “Nunca fue la nuestra lengua de imposición, sino de encuentro, a nadie se obligó nunca a hablar en castellano, fueron los pueblos más diversos quienes hicieron suyo, por voluntad libérrima, el idioma de Cervantes.

Pero, por desgracia para nosotros los extremeños, las cosas no han sido así. Esa idílica elección “natural y voluntaria” del castellano se ha ido tejiendo a base de arrinconar a las demás lenguas de la península y, muy especialmente, a costa de las más cercanas a Castilla.

En nuestro caso tenemos que hablar en primer lugar de la mal llamada “Reconquista”: En Extremadura ya se hablaba una lengua romance mozárabe que había pervivido y evolucionado independientemente desde el latín y que no hizo sino mezclarse con el astur-leonés que trajeron las elites dominantes. A todo esto debemos añadir la absorción de León por Castilla a la muerte de Alfonso IX y la paulatina sustitución del leonés como lengua de la corte por el castellano.

Pero, tal y como muestran los documentos que ha recopilado D. José Ignacio López Susín desde la Fundación Gaspar Torrente [2], el asunto se destapó con la llegada de Felipe V en 1714 y su modelo estatal centralista, y así, en las Instrucciones secretas para la aplicación de los Decretos de Nueva Planta (1717), manda a los corregidores poner “el mayor cuidado en introducir la lengua castellana a cuyo fin dará providencias más templadas y disimuladas para que se note el efecto sin que se note el cuidado.”

Ya avanzado el siglo Carlos III, en una Real Cédula de 1768, impone la enseñanza en castellano: “Para que en todo el Reyno se actúe y enseñe en lengua castellana. […] y a este efecto derogo y anulo todas cualesquier resoluciones, o estilos, que haya en contrario, y esto mismo recomendará el mi Consejo a los Ordinarios Diocesanos, para que en sus Curias se actúe en lengua castellana.[…] cuidando de su cumplimiento las Audiencias y Justicias respectivas…”

Estas medidas de imposición llegaron incluso a América donde la influencia de los numerosos extremeños emigrados se había hecho notar. Carlos III, a tal efecto, dispuso lo siguiente: “Por la presente ordeno y mando a mis Virreyes del Perú, Nueva Granada, Nuevo Reyno de Granada… guarden, cumplan y ejecuten, y hagan guardar, cumplir y ejecutar puntual y efectivamente […] mi Real Resolución […], para que de una vez se llegue a conseguir el que estingan los diferentes idiomas, de que se una en los mismos dominios, y sólo se hable el castellano, como está mandado por repetidas Reales Cédulas y Órdenes expedidas en el asunto.”

Una forma muy natural de conseguir las cosas (“razón de mercado” la llama Pérez-Reverte) nos muestra esta Real Cédula de 1772: “…por la cual mando, que to­dos los Mercaderes, y Comerciantes de por mayor y menor de estos mis Reynos, y Señoríos, sea Naturales, o Extranjeros, lleven, y tengan sus libros en idioma castellano”.

Esto no hará sino confirmarse más tarde en el Código de Comercio de 1829 (art. 54): “Los libros de comercio se llevarán en idioma español. El comerciante que los lleve en otro idioma, sea extranjero, o dialecto especial de alguna provincia del reino, incurrirá en una multa…”

Pero ya en el reinado de Carlos IV se dan unas “Instrucciones para el arreglo de teatros y compañías cómicas fuera de la Corte”, en las se preceptúa que: “En ningún Teatro de España se podrán representar, cantar, ni baylar piezas que no sean en idioma castellano.”

Seguimos avanzando en el tiempo. Durante la Regencia de María Cristina, en 1837, encontramos lo siguiente: “Cada maestro ó maestra tendrá una sortija de metal, que el lunes entregará á uno de sus discípulos, advirtiendo á los demás que dentro del umbral de la escuela ninguno hable palabra que no sea en castellano, so pena de que oyéndola aquel que tiene la sortija, se la entregará en el momento, y el culpable no podrá negarse á recibirla“.

Aunque peor se lo ponían a los propios maestros; por un Real Decreto de 1902 se ordena lo siguiente: “Los maestros y maestras de Instrucción Primaria que enseñasen a sus discípulos la Doctrina Cristiana u otra cualquiera materia en un idioma o dialecto que no sea la lengua castellana serán castigados por primera vez con amonestación… y si reincidiese, serán separados del Magisterio oficial, perdiendo cuantos derechos les reconoce la Ley.

Es en esta época cuando nos visita el filólogo alemán Fritz Krüger y confirma que el trabajo está casi terminado:

“Este es el panorama en aquellos lugares en los que el habla se encuentra cerca de su ocaso, allí donde hoy, tras varias búsquedas, aún se puede escuchar, pero quizá mañana quede para siempre aniquilada; allí donde el idioma español poco tiempo tendrá que esperar para celebrar la victoria definitiva.

En estos lugares sólo nos queda proteger los últimos reductos aún a salvo del apabullante poder del idioma español antes de que sea demasiado tarde y así poder formarnos una imagen de cómo era el habla en toda su plenitud.

Porque no se trata en el caso de Extremadura de un contraste entre variantes lingüísticas sino de la lucha entre una lengua vernácula y la moderna lengua estatal. Esto muestra un proceso de evolución que se viene observando de forma habitual en toda Europa pero que es una evolución ¡en un solo sentido y en una sola dirección! Porque constatar los enormes progresos que el idioma español ha conseguido entre los jóvenes y los de mediana edad es sorprendente y a la vez espantoso.”

Su revelador relato continúa así:

“Desde los núcleos más importantes se transmiten la vida, la cultura y el idioma modernos a las zonas colindantes mientras que las más alejadas aún se mantienen a salvo de la aniquiladora influencia.

De este modo nos damos cuenta de todos los indicios de la cada vez más próxima debilidad del habla; las clases en castellano hacen lo suyo, pero no son el único factor que explica la fuerte descomposición en que se encuentra el habla de Extremadura. Y es que, al parecer, este proceso de aniquilación cultural no es tan antiguo, es más bien relativamente reciente. Según testimonios de los propios habitantes, hace aproximadamente cincuenta años el habla extremeña era el habla vehicular.

Sería especialmente apasionante estudiar el modo tan progresivo (desde cuándo, con qué intensidad,…) en que el idioma español ha ido gestando el ocaso de la lengua extremeña pero es inabarcable dentro del presente estudio. Porque no es mi intención documentar detalladamente este proceso de aniquilación sino intentar que los datos recopilados sirvan para alumbrar un cambio de tendencia: una progresión hacia una cultura propia y viva que evite la paulatina sustitución por las obstinadas formas de la lengua estatal.”

Así que cuando Franco, en una de sus primeras alocuciones, deja bien claro por dónde irán los tiros de su largo mandato no hace sino continuar un largo proceso: “El carácter de cada región será respetado, pero sin perjuicio para la unidad nacional, que la queremos absoluta, con una sola lengua, el castellano, y una sola personalidad, la española.”La razón es obvia: el rasgo que hace pervivir una cultura es la lengua por medio de la cual se transmite. Si se corta el hilo transmisor su ocaso está más que garantizado.

De fecha no tan lejana como 1954 aún tenemos el testimonio de una mujer en Malpartida de Plasencia que manifestaba ser incapaz de expresarse en castellano. Y en una encuesta realizada en 1976, el 12% de los extremeños aún manifestaba que su lengua era la característica más diferenciadora con el resto de España.

En la actualidad, y tras haber recorrido de punta a punta la Extremadura, seguimos recopilando numerosos casos de castigos escolares por emplear palabras de la lengua extremeña. Y es que ya lo decía Milan Kundera:

“El primer paso para aniquilar un pueblo es borrar su memoria. Destruir sus libros, su cultura, su historia. Y después pones a alguien para que escriba nuevos libros, para que elabore una nueva cultura, para que invente una nueva historia. En poco tiempo la nación empezará a olvidar lo que es y lo que fue”.

           Milan Kundera, El libro de la risa y el olvido (1979)

EL ORIHOSCU DELA LENGUA ESTREMEÑA

Es un ergumentu mu recurrenti endrentu del entornu académicu dela Nuversidá d’Estremaúra dizil que si en Estremaúra se parla castillanu es porque los estremeñus acetarun libri i de su motivu dexal d’empreal la su propia lengua por una más moerna i universal peru, lamentablimenti, estu no hue assina. I es que esti ergumentu muestra la autonomía nula que tien la Nuversidá d’Estremaúra porque lo únicu que hazi es siguil la dotrina que se le dita dendi Mairil.

Peru ai un segundu ergumentu al que recurri la Nuversidá d’Estremaúra; i no es otru que dizil que la lengua estremeña ya está muerta. Musotrus creemus que la lengua estremeña namás que está huertimenti acomprexá i estu es del tó normal pos es el únicu calapachu que á poíu encontral pa no desparecel.

I es que abexina costatal que quien se denominan leíus atribuyan esti processu a una libri escoja quandu probablimenti no aiga ena antropología mundial processu dengunu más estudiau que el del acolturamientu.

Peru es que esti ergumentu tien calau tantu en España que mesmu genti con un espíritu críticu reconocíu comu Arturo Pérez-Reverte afirma sin rubol en un endilgu que “la elección de la lengua castellana por España fue voluntaria…de una forma que podríamos llamar natural”. I los que opinan lo contrariu son (semus) “manipuladores, cantamañanas, idiotas, mareantes y tontos del ciruelo”.

No devería de nesecital Pérez Reverte a estas alturas los insultus pa reforçal los sus ergumentus. Peru es que el su parecel no es otra cosa que la dotrina oficial, la que el rei Juan Carlos dio ena entriega del Premio Cervantes el 25 d’abril de 2001: “Nunca fue la nuestra lengua de imposición, sino de encuentro, a nadie se obligó nunca a hablar en castellano, fueron los pueblos más diversos quienes hicieron suyo, por voluntad libérrima, el idioma de Cervantes.

Peru, por desgracia pa musotrus los estremeñus, las cosas no an síu assina. Essa escoja “natural y voluntaria” del castillanu s’á díu teciendu a trocu d’arrinconal las demás lenguas dela península i, mu especialmenti, a costa delas más cercanas a Castilla.

En el muestru casu tenemus de palral alo primeru dela mal mentá “Reconquista”: En Estremaúra ya se palrava una lengua romanci moçárabi que avía pervivíu i volucionau endependientementi dendi el latín i que no hizu sino mesturalsi con el asturianu-leonés que truxun las élitis dominantis. A to estu devemus añidil el assorvimientu de León por Castilla ala muerti d’Alfonso IX i la suposición contina del leonés comu lengua dela corti pol castillanu.

Peru, tal i comu muestran los decumentus que tien recopilau D. José Ignacio López Susín dendi la Fundación Gaspar Torrente, el assuntu se destapó cona llegá de Felipe V en 1714 i el su moelu estatal central, i assina, enas estrucionis secretas pala apricación delos Decretos de Nueva Planta (1717), manda alos corregioris ponel “el mayor cuidado en introducir la lengua castellana a cuyo fin dará providencias más templadas y disimuladas para que se note el efecto sin que se note el cuidado.”

Ya andau el sigru Carlos III, nuna Real Cédula de 1768, impon el enseñamientu en castillanu: “Para que en todo el Reyno se actúe y enseñe en lengua castellana. […] y a este efecto derogo y anulo todas cualesquier resoluciones, o estilos, que haya en contrario, y esto mismo recomendará el mi Consejo a los Ordinarios Diocesanos, para que en sus Curias se actúe en lengua castellana.[…] cuidando de su cumplimiento las Audiencias y Justicias respectivas…”

Estas medías d’imposición llegarun mesmu a América ondi la infrujencia delos numerosus estremeñus emigraus s’avía hechu notal. Carlos III, a tal efetu, dispusu lo siguienti: “Por la presente ordeno y mando a mis Virreyes del Perú, Nueva Granada, Nuevo Reyno de Granada… guarden, cumplan y ejecuten, y hagan guardar, cumplir y ejecutar puntual y efectivamente […] mi Real Resolución […], para que de una vez se llegue a conseguir el que estingan los diferentes idiomas, de que se una en los mismos dominios, y sólo se hable el castellano, como está mandado por repetidas Reales Cédulas y Órdenes expedidas en el asunto.”

Una horma mu natural de concedel las cosas (“razón de mercado” la mienta Pérez-Reverte) mos muestra esta Real Cédula de 1772: “…por la cual mando, que to­dos los Mercaderes, y Comerciantes de por mayor y menor de estos mis Reynos, y Señoríos, sea Naturales, o Extranjeros, lleven, y tengan sus libros en idioma castellano”.

Estu no hadrá más que confirmalsi más tardi nel Código de Comercio de 1829 (art. 54): “Los libros de comercio se llevarán en idioma español. El comerciante que los lleve en otro idioma, sea extranjero, o dialecto especial de alguna provincia del reino, incurrirá en una multa…”

Peru ya nel reinau de Carlos IV se dan unas “Instrucciones para el arreglo de teatros y compañías cómicas fuera de la Corte”, enas que se precetúa que: “En ningún Teatro de España se podrán representar, cantar, ni baylar piezas que no sean en idioma castellano.”

Acontinamus en el tiempu. Doranti la Regencia de María Cristina, en 1837, mos topamus lo siguienti: “Cada maestro ó maestra tendrá una sortija de metal, que el lunes entregará á uno de sus discípulos, advirtiendo á los demás que dentro del umbral de la escuela ninguno hable palabra que no sea en castellano, so pena de que oyéndola aquel que tiene la sortija, se la entregará en el momento, y el culpable no podrá negarse á recibirla“.

Enque peol se lo ponían alos propius maestrus; por un Real Decreto de 1902 se manda lo siguienti: “Los maestros y maestras de Instrucción Primaria que enseñasen a sus discípulos la Doctrina Cristiana u otra cualquiera materia en un idioma o dialecto que no sea la lengua castellana serán castigados por primera vez con amonestación… y si reincidiese, serán separados del Magisterio oficial, perdiendo cuantos derechos les reconoce la Ley.

Es en esta época que mos vesita el filologu alemán Fritz Krüger i confirma que el trebaju está quasi que aterminau:

“Velequí el parorama en aquellus sitius enos que la palra se halla en paragi de desparecel, allí ondi oi, tras de varias procuras, tovía se puei sentil, peru quiciás mañana quee pa sempri achaciná; allina ondi la idioma española pocu tiempu tendrá que asperal pa celebral la vitoria definitiva.

Nestus sitius namás mos quea protegel los acaberus redutus tovía salvus del apergollanti poel dela idioma española i assina poel hormal-mus una imagin de cómu era la palra en tola su fuga enantis que seya tardi demás.

No se trata nel casu d’Estremaúra dun contrasti entre variantis lengüísticas sino dela briega entre una lengua vernácula i la moerna lengua estatal. Estu muestra un procesu de volución que por desgracia se vien a osserval de manera abitual, peru una volución namás que en un sentíu, nuna sola direción! Costatal los enormis pogressus que la idioma española á conseguíu d’entre los más nuevus i los de mediana edá es susprendenti i ala vés espantosu.”

Esti relatu tan revelaol acontina assina:

“Dendi los núcleus más emportantis se trasmitin la vida, la coltura i la idioma moernas alas zonas linderas mentris que las más desapartás tovía se mantien salvus dela achacinaora infrujencia.

D’esti jeitu mos damus cuenta de tolas huélligas del ca vés más próssimu descaecimientu dela palra; las crassis en castillanu hazin lo suyu, peru no son el únicu factol que esprica el huerti descomponimientu en que s’alcuentra la palra d’Estremaúra. I es que, alo que paeci, esti procesu d’achacinamientu coltural no es tan antigu, es más bien rezienti. Sigún de testimoñus delos propius abitantis, hazi aprossimámenti cincuenta añus la palra estremeña era la palra veiculal.

Sedría especialmenti apassionanti estudial el mo tan pogressivu (dendi quándu, con qué entensidá,…) en que la idioma española á estau a achacinal la lengua vernácula peru es enabarcabli endrentu del presenti estudiu. Porque no es la mi entención decumental detallámenti esti procesu d’achacinamientu peru sí tental que los datus recadaus sirvan pa alumbral una muación de tendencia: una pogressión hacia una coltura propria i viva que empida la paulatina sostitución polas ostinás hormas dela lengua estatal.”

Assinque quandu Franco, en una delas sus primeras alocucionis, quea bien craru pondi dirán los tirus del su largu mandatu no hazi sino continual un largu processu: “El carácter de cada región será respetado, pero sin perjuicio para la unidad nacional, que la queremos absoluta, con una sola lengua, el castellano, y una sola personalidad, la española”. Está polo craru: el rasgu que hazi pervivil una coltura es la lengua por mé dela que se trasmiti. Si se corta el cordón comunicaol el su orihoscu está más que assegurau.

De fecha no tan larga comu 1954 tenemus entovía el testimoniu duna mugel en Malpartía de Prasencia que dizía no sel escapás de espressalsi en castillanu. En una encuesta hecha nel 1976, el 12% delos estremeñus tovía estava a dizil que la su lengua era el hechu más deferenti del restu d’España.

Ena atualidá, i tras d’avel recorríu la Estremaúra de punta a punta, acontinamus a recadal numerosus casus de castigus escolaris por gastal parabras dela lengua estremeña. I es que ya lo dizía Milan Kundera:

 “El primel passu pa achacinal un puebru es aborral la su memoria. Destruil los sus librus, la su coltura, la su estoria. I endispués ponis a angunu a que escriva nuevus librus, paque elavori una nueva coltura, paque enventi una nueva estoria. En pocu tiempu la nación prencipiará a descaecelsi de lo que es i lo que hue”.

Milan Kundera, El libru dela risa i el descaecimientu (1979)

 


[2] Nuestro más sincero agradecimiento a José Ignacio López Susín por permitirnos emplear su artículo como base para el presente. Aquí se puede consultar su artículo:

http://fundaciongaspartorrente.wordpress.com/2014/04/03/la-mentira-oficial-de-perez-reverte/#more-806

 


[1] El artículo en cuestión lleva el título “Una historia de España-XXI” y fue publicado en el “XLSemanal” del 23-29 de Marzo de 2014. Se puede leer en el siguiente enlace: http://www.finanzas.com/xl-semanal/firmas/arturo-perez-reverte/20140323/historia-espana-7004.html

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Sobre el autor

Lo que nos proponemos con este blog es que la lengua extremeña se empiece a ver escrita. Para que vuelva a formar parte de la vida de quienes la empleaban habitualmente pero también para que la conozcan quienes han crecido al margen de ella. El objetivo, en fin, es que la gente recupere el contacto con una lengua que le es familiar pero que por vergüenza y desprestigio social ha ido desapareciendo. Iremos publicando artículos en las dos lenguas para que vayáis comparando y aprendiendo a descubrir el castúo o extremeño y, sobre todo, para que veáis que conocer la lengua extremeña es compatible con el uso habitual del castellano


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