Nunca vos eis perguntau lu por qué andamus tantus puebrus estremeñus en estus días de ‘romería’ o, comu nusotrus dizimus, de gira? Pos lo mesmu que aconteci con el Día de San Blas o el Día de Tossantus si estamus de campu en estus días es porque ya lo hizían tamién los nuestrus antepassaus celtas. Oi, Primeru de Mayu tamién se celebra el Día del Trebaju peru mos vamus a queal en el origin delas fiestas más antiguas d’Estremaúra. Vos queamus con un endilgu escritu en castillanu dendi la nuestra Comissión d’Estoria. Que vos rehunda!
¿Nunca os habéis preguntado por qué andamos tantos pueblos extremeños estos días de romería o, como nosotros decimos, de ‘gira’? Pues al igual que ocurre con el Día de San Blas o el Día de todos los Santos si estamos de campo en estos días es porque ya lo hacían también nuestros antepasados celtas. Hoy, Primero de Mayo se celebra también el Día del Trabajo pero nos vamos a centrar en el origen de las fiestas más ancestrales de Extremadura.
Como decíamos, a lo largo del mes de Mayo siguen celebrándose en Extremadura la mayoría de estas romerías. Es cuando nuestros antepasados lusitanos y vetones celebraban los Mayos, al mismo tiempo que el resto de pueblos celtas celebraban el Beltane. Mucho, mucho antes de que empezáramos a celebrar la Semana Santa.
El Beltane es la festividad que simboliza la floración de la naturaleza y marcaba el comienzo de la temporada del verano pastoral, cuando las manadas de ganado se llevaban hacia las tierras de pasto de verano en las montañas, desde mucho, mucho antes de la Trashumancia medieval.
De este aspecto tenemos un claro rastro en Medellín, lugar por el que el ganado vadeaba el río Guadiana. Hasta el siglo XVIII tuvo dos ferias de ganado anuales, una el 1 de Mayo y otra el 1 de Noviembre, es decir, durante el Beltane y durante el Samhaín, las dos fechas más importantes del ancestral calendario celta y que marcaban cuando el ganado se dirigía hacia el sur y cuando retornaba hacia el norte.
Hoy en día tenemos romerías en casi todos los pueblos de Extremadura e incluso en varias ciudades. Debido a la posterior aparición de la Semana Santa estas peregrinaciones a los santuarios fueron variando su día de celebración desde el Lunes de Pascua hasta el Día de San Isidro.
Es importante este detalle: no es que las romerías empezaran a celebrarse como alegoría de la Resurrección de Cristo sino que venían celebrándose desde mucho antes como los Mayos (o el Beltane) y fue con la llegada del Cristianismo cuando se puso como inicio de las mismas el Lunes de Pascua para no interferir estos días festivos con la Cuaresma y la Pascua.
Vamos a destacar dos romerías en concreto. Por un lado, la de la localidad de Arroyo de la Luz. Se celebra el último Día de las fiestas patronales y termina su recorrido en el Santuario del mismo nombre, es decir, de la Luz. En torno a este lugar hay restos sagrados romanos, medievales y cristianos pero también las inscripciones lusitanas más antiguas: no en vano Lusitania venía a significar ‘el pueblo de la luz’.
Para acercarnos a nuestros otros antepasados, los vetones, hablaremos de una romería en la que pervive claramente la relación ancestral como es la de la Virgen del Salor. Como seguramente sabéis el Salor es un río que nace en la Sierra de Montánchez, en el centro de Extremadura, y que desemboca en el Tajo ya en la frontera con Portugal.
Entre los muchos cultos y creencias de nuestros vetones destacamos en este caso a Salama, divinidad de carácter acuático, es decir, el dios al que se le hacían ofrendas para que llegaran el agua y la lluvia.
Las inscripciones dedicadas a este dios se han encontrado a lo largo del río Salor y también en la Sierra de Gata en torno al monte Jalama, donde ha dado nombre al Valle de Xálima. Salama ha dado nombre también a la ciudad de Salamanca y era el antiguo nombre del río Tormes. Como estamos viendo, Salama aparece como dualidad agua-montaña en el antiguo territorio de los vetones, relacionado siempre con los manantiales y corrientes de agua.
El río Salor nace en Montánchez en un lugar conocido como Fuentesalor. En torno al manantial han aparecido tumbas antiguas y una votiva de la época romana dedicada a la divinidad acuática “Salus Bidiensis” lo que muestra cómo los romanos adaptaron y continuaron el culto a Salama.
Vayamos ahora al lugar donde se encontró una de esas inscripciones a Salama. Cerca de allí se encuentra hoy la Ermita de la Virgen del Salor, construida en el Siglo XIII sobre un antiguo emplazamiento tal y como atestiguan las alquerques encontrados en los propios sillares de la ermita. Según la leyenda, se construyó cuando apareció en el lugar una imagen mozárabe que fue denominada Virgen del Salor por la Orden del Temple, que acababa de conquistar el territorio a los almohades.
Pues bien, es justo en estos días cuando tanto Torrequemada, el pueblo más cercano, y Montánchez, el pueblo donde nace el Salor, van de ‘gira’ a esta Ermita y cantan a lo largo del día a la “Madre Virgen del Agua pura”.
Todos veneran a la Virgen del Salor y, lo que es más importante, lo hacen para pedir que llegue el agua mientras disfrutan del espectáculo de la floración de los campos. Queda claro que, pese a los múltiples cambios de nombre y apariencia, el culto a Salama y la celebración de los Mayos en esta época del Beltane han perdurado a lo largo de los siglos.
Han ido cambiando las fechas concretas en que se celebran pero nunca el lugar porque lo que hoy son ermitas antes fueron los santuarios de nuestros antepasados. Ahí seguimos los extremeños, celebrando sin saberlo la primavera exactamente igual que hace 2000 años.
Por otra parte, y para terminar, mencionar que en muchos otros pueblos de Extremadura como el Guijo de Santa Bárbara tenemos la celebración de los Mayos que es la misma que encontramos en otros países celtas como Gales o Irlanda. No hay más que ver fotos para entender la íntima relación de unos y otros.