Este blog es un nuevo comienzo. Hemos pasado de llamarnos “Pensamientos a media Luz” a “Pensamientos de Luz”. He seguido el consejo de una gran amiga, que me dijo hace poco: “Tus pensamientos no son de media luz. Yo diría que son pensamientos de luz”. He aceptado ese consejo y rebautizando este blog aprovechando el cambio de plataforma para dejar atrás la penumbra, y permitir que brillen los pensamientos con todo su esplendor.
Hoy comienza esta singladura a bordo de un nuevo velero, recordando el poder que tiene la mente sobre nosotros, nuestras creencias y nuestros retos. Se trata de esa fuerza que te lleva a pensar: “Este soy yo. Si te gusta lo que ves, ven y coge lo que quieras”.
Cada uno de nosotros somos únicos y valiosos, así es que ¿por qué quedártelo para ti? No siempre recordamos aquella palabra, aquel gesto o mirada que nos dejó huella e incluso condicionó el resto de nuestras vidas, mientras su emisor era ajeno al poder que estaba ejerciendo sobre nosotros, desconocedor de la trascendencia de aquella frase que estaba compartiendo en aquel momento. Debemos ser conscientes de que, otras veces, somos nosotros los que podemos dejar esa huella, sembrar nuestras palabras en cabezas ajenas donde podrán germinar en la inconsciencia de quien las escucha.
Uno de los motivos por los que inicié este blog fue la desazón que me producía pensar en toda aquella sabiduría y conocimiento que se ha perdido a lo largo de la historia (y que se seguirá perdiendo) porque su único conocedor se lo llevó consigo a la tumba. Recuerdo cómo la abuela Petra nos recitaba de niños una infinidad de versos trazados con los años, coplas que aprendió de sus abuelos siendo aún una niña, y estos de sus abuelos. Cuando me llega ese recuerdo siempre le persigue el sentimiento de impotencia al ser incapaz de reproducir un solo verso. No puedo culparme, pues tanta sabiduría llegaba oculta entre palabras inconexas para aquella mente inmadura.
Hace unos meses tuve una cliente de coaching, quien tras la segunda sesión decidió que no quería más. Yo le hubiera recomendado alguna sesión más a la vista de su situación, pero era su decisión. Quizá sintiera que no era lo que necesitaba, quizá no le gustó o no estaba preparada. Hoy sé que en esas dos sesiones encontró lo que necesitaba, lo que le faltaba para afrontar el giro que estaba dando su vida. No sé qué pregunta fue la que consiguió penetrar en sus entrañas, en qué palabra descubrió su fuerza o con qué silencio decidió derrumbar su castillo de naipes para empezar a construir nuevos cimientos.
Créeme, tú eres importante y tienes mucho que enseñar. No coartes tu luz que a tantos podrían guiar. ¿Vanidad, petulancia, altivez? No te confundas, eso es de quien se cree poseedor de la verdad y pretende imponerla a los demás. Déjate de excusas, tan sólo hablo de entrega, sinceridad, sencillez y humildad. Hablo de seguridad, fuerza y confianza. Sí, eres importante, un ser de luz, una estrella más que completa el firmamento viviendo ajena a los ojos que, desde la distancia, la observan y contemplan su belleza.
Ánimo, es fácil, tan solo tienes que desnudarte, abrirte el pecho con las manos. Atrévete, te estamos esperando.
Mientras tanto, este soy yo; si te gusta lo que ves, coge lo que quieras.