Por fín llegó el día. Llevo tanto tiempo esperando este momento que no me termino de creer que sea cierto. Hoy tendremos nuestra cita a ciegas.
Ahora sé que a quien buscaba era a ti, sólo podías ser tú y nadie más. Hace unos meses supe de tu existencia y desde el primer instante me robaste el corazón. Tan hermosa, tan perfecta. Llevo demasiado tiempo deseando conocerte en persona, dejar a un lado esa pantalla que nos ha mantenido unidos durante este tiempo y que no hacía más que recordarme cuánto te deseo, cuánto me gustaría tenerte aquí conmigo. Y por fin la espera ha terminado. Hoy he recibido ese aviso tuyo que tanto he deseado durante todo este tiempo, hoy he sabido por fin que quieres conocerme. Allá voy, voy a tu encuentro.
¿Vas a tardar mucho? Yo ya estoy aquí, deseando que aparezcas en cualquier momento. Esas prisas del primer momento se han traducido en una espera emocionante. Sé que vas a aparecer, sé que vendrás a verme, pero no me hagas esperar más, vamos. No quiero impacientarte, seguramente necesitarás tu tiempo, pues se trata de un paso importante. Tan sólo son las ansias de verte. Ya sé que tú también estás deseando conocerme, sé que tú no has podido verme hasta ahora y que yo sí que he tenido ocasión de ver alguna foto tuya (incluso reconozco que he visto algún vídeo en el que apareces), pero nada tiene que ver con poder verte en carne y hueso. ¿Cómo serás? ¿Serás tan perfecta como aparentas o tendrás algún defecto que me has ocultado hasta ahora? ¿Te gustaré? ¿Me querrás? ¡Cuántas dudas, qué nervios! Me da igual si te gusto o no, hace tiempo te juré mi amor y así será. Al menos mi voz sí que te gusta, o eso demuestras cuando bailas al cantarte en la distancia nuestra canción. Pronto podremos bailarla juntos, abrazados, sintiendo tu hombro en el mío, oliendo tu piel, sintiendo tu calor.
¡Eres tú! ¡Eres tú! ¡Estás frente a mí! No quiero parecer demasiado nervioso, no da buena impresión, pero un escalofrío recorre mi cuerpo en este momento, erizando mi piel hasta doler. El tiempo se ha parado, no importa el resto, sólo nosotros. Por fin te tengo aquí. ¡Ven a mis brazos! No necesitas hablarme, no quiero que lo hagas. Tan sólo quiero escuchar tu llanto y mi sollozo.
… O SOBRE EL NACIMIENTO DE UN HIJO.