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César Hernández

Pensamientos de Luz

ORGULLOSO DE MI AMBICIÓN

Lo reconozco, soy ambicioso y me enorgullezco de ello.

En este caso, sin que sirva de precedente, debo disentir de lo que dice la Real Academia Española, cuando al buscar sinónimos de ambición incluye en el mismo saco conceptos tan distantes como interés, tendencia, anhelo, deseo, aspiración o meta como ansia, envidia, egoísmo, avaricia o codicia.

Soy ambicioso en cosas materiales, pues me encantaría vivir en una casa más grande, con terreno alrededor, grandes espacios donde pasar buenas veladas con los amigos, con estancias independientes para cada cosa y alguna que otra vacía de usos alternativos y esporádicos. Lo ambiciono, si, aunque también me siento orgulloso de mi hogar con cada metro cuadrado aprovechado hasta el extremo y sus estancias de usos múltiples.

Ambiciono ese boleto ganador con un buen puñado de millones, con el que poder permitirme dejar de trabajar por obligación y poder dedicar mi tiempo a aquello que me apasiona, a estudiar, a disfrutar de la naturaleza, escribir en este blog, al voluntariado con Reikistas Sin Fronteras, y poder hacerlo sin tener que robarle tiempo a mi familia. Ese boleto no llega, pero me enorgullezco cada vez que llego cansado a casa con ganas de sentarme y escuchar música, pero me dedico a jugar con mis niñas, escuchar todo lo que estaba deseando contarme mi mujer, planificar la comida de mañana, tender la ropa y, si hay suerte y las fuerzas acompañan, dedicarme un ratito cuando la ciudad duerme.

También ambiciono cosas menos tangibles, inmateriales, como la sabiduría. Saber, conocer todas aquellas cosas que me fascinan, ser un maestro de las ciencias y de las letras, de la anatomía y de la economía, dominar el “big data”, el “coaching” y la programación neurolingüística. En cambio, llevo con orgullo mi ignorancia de tantas cosas que me anima a aprender de todo y emocionarme con cada descubrimiento como un niño al observar por primera vez el mar.

Porque no entiendo la ambición como avaricia, codicia, ansia, envidia o egoísmo, representadas por el Tío Gilito o esa caricatura de un hombre gordo, con el puro en la boca, media sonrisa, cejas prominentes, anillo de oro, traje, corbata y un fajo de billetes que sobresalen del bolsillo.

En mi mundo, la ambición es anhelo, sueño, meta e interés (por seguir los sinónimos “oficiales”), a los que añadiría inquietud e inconformismo.

Qué triste sería vivir sin ambiciones, sin aspiraciones, sin metas. ¡Pero cuidado! Si bien siempre defenderé la ambición, ésta debe ir acompaña inexcusablemente de la aceptación, ya que de otra manera dejaría de ser tu acicate y tu autopista hacia una mejora continua para convertirse en tu destrucción, haciendo de ti un infeliz por no tener lo que ambicionas y sin poder disfrutar de lo que tienes.

¿Y te has preguntado alguna vez qué sucedería si consiguieras todo aquello que ambicionas? Muchas veces me pregunto qué sería de mí si consiguiera alcanzar todas esas cosas, si sería capaz de gestionarlo, si seguiría siendo el mismo o por el contrario moriría de éxito. Y por muy convencido que esté de que aunque todo cambie, nada cambiaría, siempre queda esa pequeña duda.

Por eso creo que el Universo es sabio y que aquellas personas objetivamente felices son aquellas que dejan que actúe el karma (entendido como la ley de la Naturaleza) dando a cada uno lo que es capaz de abarcar.

A quien el karma ofrece más, pero no lo acepta, es porque vive sin pasión, deambulando por la vida sin pena ni gloria.

Quien fuerza al karma para obtener más de lo que tiene, vivirá angustiado por no alcanzar sus ambiciones sin saber disfrutar de lo que ostenta.

Quien tenga la desgracia de obtener más de lo que el karma le da, vivirá en desequilibrio con la Naturaleza, pudiendo convertirse en un tirano, brillante por fuera, pero podrido por dentro.

Ser ambicioso es un orgullo, pero no olvides cultivarte, crecer interiormente, dominar tu mente. Solo así, si piensas en grande, obtendrás en grande, serás feliz en grande y disfrutarás en todo momento de ese crecimiento.

Pensamientos de Luz

Sobre el autor

Ingeniero por vocación, coach por devoción, con el coaching y el Reiki he encontrado el equilibrio perfecto entre lo empírico y tangible con lo imperceptible y espiritual. Mi fascinación por la capacidad de la mente, generadora de realidades, y sus efectos sobre el mundo material, es la excusa perfecta para desgranar cualquier frase, sentimiento o pensamiento.Este blog nace con la simple intención de compartir mis soliloquios y divagaciones, sin más, así es que, si te gusta lo que ves, entra y coge lo que quieras.


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