Paseando por Barcelona me he encontrado con una estampa que me ha hecho pensar un poco, y como este blog se trata de eso, os dejo aquí mi reflexión.
Esta imagen me ha hecho reflexionar sobre cómo gestionamos nuestro esfuerzo y energía en conservar lo que para nosotros parece lo más importante en nuestra vida, nuestros pilares, nuestra estructura del bienestar, y sobre cómo abandonamos a su suerte aquellos “complementos”, que aún pareciendo secundarios o banales, a la postre son básicos e imprescindibles.
¿De qué sirve encadenarse a la estructura de una casa, si no conseguimos que las dos partes de la pareja sean sus ruedas sobre las que se sustenta el hogar, que el amor sea su engranaje que le hace rodar y el respeto su manillar para no salirse del camino?
¿Y si ponemos todo nuestro esfuerzo en conservar un cuerpo fuerte, robusto y vistoso y nos olvidamos de cuidar los pensamientos que giran y giran en nuestras cabezas, como ruedas desinfladas que hacen más difícil cada pedalada? ¿Y qué me decís de los valores y principios que dirigen nuestros actos, poniendo freno a nuestro ímpetu ególatra? Cuerpo, mente y valores, engranados con una reflexionada meditación, que a modo de cadena, consigue que todo se mueva al unísono, bien dirigido con el manillar de nuestros objetivos.
Cuadro, cadena, ruedas, manillar o pedales. Cada uno por separado poco vale, pero juntos, bien cuidados, forman un gran vehículo en la vida, válido para hombres y mujeres, niños y mayores, que te permite disfrutar del camino y te hace sentir…. pues eso, VIVO.