Tantos borradores y ninguno me convence, ninguno te merece y ninguno te logra. No consigo describirte a pesar de respirarte cada día. ¿Cómo contarte sin menguar tu colosal grandeza? ¿Acaso no existen palabras que te definan? Seguro que sí, más bien soy yo, aprendiz de literato, acostumbrado a sentirte, pero al querer traducir ese sentimiento en palabras… Lo reconozco, en eso soy un novato.
Tiene que ser eso, no tengo ninguna duda, que tu eres sentimiento y por eso no encuentro esas palabras que engrandezcan tu existencia.
Eres frágil escalofrío fugitivo que igual que viene se va, dejando un torrente de endorfinas que invaden todo mi ser. ¡He dado con una palabra! Te juro que eres placer.
Mi vida ante tus ojos, tu historia en mi memoria, eres arte, eres vida, eres mi aire y mi alimento. Cuando estoy alegre te quiero a mi lado, así prolongas mi alegría; si estoy triste te busco, necesito tu presencia. Tú me cuidas, me abrazas y acaricias mi agonía. Mira por donde poco a poco van saliendo, ya tengo otra palabra, tú eres mi sustento.
Dulce, amarga, triste y alocada, todos tus vestidos me fascinan. Siempre dispuesta para cada ocasión, a veces un susurro y en otras alzas la voz.
Séptimo ritual de la felicidad, para mi eres la primera. En ti descubro la concordia de la Naturaleza acompasada, donde tierra, mar y aire armonizan sin igual.
La tierra dura y firme ejerce de tambor, como sangre el corazón, pulso a pulso marca el ritmo del latido imperceptible. Para el viento elijo el saxo, mi querido saxofón. Me conformo con quererte, admirar tu belleza y soñar que eres aire, disfrutarte cara al viento con los brazos en alto, sin más, dejándome envolver por tus notas que acarician mi piel. Y es el mar quien completa este concierto, Poseidón con su ternura crea olas que cautivan cual guitarra al vibrar, unas altas y otras bajas, según la intensidad que merezca la canción.
¡Mira! ¡Otra palabra más! No tengo ninguna duda, eres quintaesencia de mi vida.
Pocas cosas en la vida me hacen sentir como lo haces tú. En compañía eres el alma de las fiestas, pero a solas…. ¡ay a solas! Ahí es cuando despliegas tus encantos y te siento, te siento como si me arrancaras la piel y después me acariciaras en carne viva. Esas caricias que cuando estás a buenas me erizan la piel hasta doler, estremeciendo cada milímetro de mi ser, aire fresco en mis pulmones, lluvia del desierto y primer rayo del amanecer.
Mas a malas, a malas sí que tienes gran poder sobre mi, aunque sea yo quien se refugie en ti. Me arrancas lágrimas con tal facilidad, esas lágrimas que necesito echar y que contigo se transforman en agua bendita con la que mi cara poder lavar. O aquellas lágrimas sinceras al deslumbrarme con tu sol, al descubrir tu mensaje que me alcanza el corazón, que aunque siempre te repitas, cada día te descubro, para risas y alegrías o en mis noches sin dormir, siempre traes buenas nuevas y me das ganas de vivir.
… O SOBRE LA MÚSICA