El trabajo es un derecho y un deber, un reto y un sueño, algo para lo que nos formamos durante largos y no siempre entretenidos años. Es el medio al que nos remite la tradición para indicarnos que es el sudor de nuestra frente el que nos debe proporcionar los medios necesarios para vivir.
En los últimos años, demasiados ya, ha sucedido algo muy curioso. Hemos pasado de ese molesto sudor de la frente, del esfuerzo y del estar cansado de hacer todos los días lo mismo a desearlo desesperadamente. Ahora estamos en una situación en la que somos capaces de coger lo que nos ofrezcan, por muy precario e inhumano que pueda resultar. Curiosidades de la vida. Me comentaba una chica sudamericana que a ella le pagan 6 euros la hora por limpiar. Es consciente de que se está pagando más, pero no puede rechazarlo porque sus familiares esperan con impaciencia el dinero que ella les manda a final de mes para seguir adelante.
El trabajo también tiene otros aspectos, además de ser una manera de ganarse la vida y de ayudar a la familia. Es también un camino para madurar y crecer, para valorar el esfuerzo y hacerse mejor persona. El trabajo recompensado con un salario es del que más hablamos porque ser el que nos mantiene en la sociedad, pero hay otros muchos. España tiene que modificar las leyes educativas para que los estudiantes con adaptaciones curriculares también puedan capacitarse, mediante una formación profesional adaptada, para un futuro desempeño laboral.
Mencionar el del estudiante que hora a hora y examen a examen va formándose con la incertidumbre de su futuro profesional. Está el del abuelo que recoge con puntualidad exquisita al nieto para llevárselo a casa a comer porque los padres están trabajando. El del voluntario que transforma algunas de sus horas libres en un hermoso canto de gratuidad y se las regala a los demás con el único objetivo de ayudarles, y qué decir del continuo de los padres que no rehuyen ningún esfuerzo por los hijos.
Termino compartiendo mis deseos de que este derecho del que muchos miles de españoles y residentes en España no disfrutan se haga realidad en un futuro cercano. Será imprescindible la unión de todos, algo a lo que no siempre estamos dispuestos.